Cumple su palabra. Pese a la lluvia y a que le habían sugerido no actuar en la ciudad por la inseguridad, el tenor dio un gran recital. AGENCIA REFORMA
Hace falta más que una tormenta para detener al tenor español Plácido Domingo.
Su recital ofrecido anoche en La Velaria, recinto ubicado en las instalaciones de la Feria Nacional de Durango, fue una muestra del coraje y la energía del tenor para torear las adversidades.
A sus 69 años, Domingo hizo frente a una tormenta que casi en la mitad del recital echó al viento las partituras, mojó a parte de la orquesta y derribó pantallas de escenografía, lo que provocó la suspensión del programa durante 20 minutos.
Sin despeinarse y sin poses de divo, el español pidió calma, habló con la gente, unas 10 mil personas, y luego regresó para continuar cantando con la misma energía.
El concierto inició minutos después de las 20:30 horas. La "Overture" de la ópera "Carmen", de Georges Bizet, fue lo que despachó a manera de inicio la Orquesta de la Universidad Juárez del Estado de Durango, bajo la batuta del director huésped Eugene Kohn, hombre que a lo largo de los conciertos se ha ganado la confianza del tenor.
La mesa estaba lista para el plato fuerte. El cantante entró en escena vestido de manera sobria, con traje negro y camisa negra. Su barba blanca lució como la de un patricio.
Al iniciar su canto con "O, Souverain" de la ópera "El Cid", de Jules Massenet, Domingo mostró una voz robusta y con la potencia lírica que lo ha caracterizado por más de 50 años.
En el programa alternó con la soprano argentina Virginia Tola, uno de los talentos que surgieron del concurso Operalia, patrocinado por el artista. La joven cantante mostró un buen despliegue lírico y dramático.
ENTREGA TOTAL
El programa musical estuvo compuesto por piezas de zarzuelas como "Amor, Vida de mi Vida" y "Los Vareadores" de Federico Moreno Torroba; y "De España Vengo", de Pablo Luna; además de arias como "Mi Tradi" de "Don Giovanni" de Mozart.
Entonces vino la tormenta. En La Velaria, un recinto que está protegido por una carpa, pero carece de paredes laterales, la lluvia llegó no sólo a los músicos y al escenario, también a las butacas. Mucha gente saltó de sus asientos.
"¿Podemos aguantar unos minutos a ver si pasa?", preguntó Domingo al público. El "sí" fue unánime.
El cielo parecía embravecerse, pero al final escampó. La pausa se llevó 20 minutos.
El tenor, quien viene de una exitosa gira por Europa tras una cirugía, y la soprano dieron la impresión de no haberse despeinado. Enseguida el programa continuó con obras como "Me Llamabas, Rafaeliyo" de Manuel Panella y "Ya Mis Horas Felices" de Soutullo y Vert.
Pero además de zarzuela y arias, el español mostró su amor por la música mexicana al entonar piezas como "Júrame" de María Grever y "Bésame Mucho" de Consuelo Velásquez.
Momentos antes, Domingo hizo un gesto de reconocimiento a Jorge Armando Casanova, director titular de la orquesta que lo acompañó, al permitirle tomar la batuta en una de las piezas.
Como dato curioso: el programa de mano aseguraba que Domingo habría debutado aquí en ópera, sería en un rol secundario, porque en la biografía del tenor y barítono asegura que fue en Monterrey.
En Durango, luego de una semana de enfrentamientos entre la Oposición y el gobernador Ismael Hernández por la realización del concierto y amanecer con otra noticia del crimen organizado, Domingo trajo un momento de calma.