Daños carreteros. En el ejido Nayarit, ubicado en el Sur del Valle de Mexicali, el terreno quedó fracturado por el sismo registrado el pasado domingo en este estado. EL UNIVERSAL
Tras la declaratoria de zona de desastre, el gobernador José Guadalupe Osuna indicó que la cuantificación de los daños derivados del terremoto de 7.2 grados Richter podría darse hasta el 3 mayo, aunque el Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) autorizó en un inicio 44 millones de pesos para restablecer las vías de comunicación.
"No es sencillo cuantificar 150 kilómetros de carretera, estamos hablando de una gran cantidad de dinero, nos autorizaron un primer fondo emergente para restablecer los caminos, en total se autorizaron 44 millones de pesos para el restablecimiento de las comunicaciones y salir de la urgencia", destacó el mandatario.
En rueda de prensa, dijo que adicionalmente habrá una serie de apoyos que brindará el Gobierno Federal.
ESTIMAN QUE FALLA YA LIBERÓ TODA SU ENERGÍA
El investigador del Centro de Investigación Científica y Estudios Superiores de Ensenada (Cicese), Luis Mendoza Garcilazo, apuntó que es muy probable que la falla de Laguna Salada-Cucapáh ya haya liberado su energía acumulada en los últimos 122 años.
"(La población) podría olvidarse de esa falla, aunque tenemos otras tres (fallas)", indicó el científico.
"Las réplicas son los remanentes (que queda de esa liberación de energía)", añadió.
El doctor en Hidrología de la Universidad Nacional Autónoma de México, Ramiro Rodríguez, explicó que el agua que salió de las casas se debió a presión sobre la superficie arenosa, saturada por el líquido utilizado en las zonas agrícolas.
Es un fenómeno natural, añadió, se ejerció presión sobre una superficie arenosa saturada de agua, puesto que junto a los campos agrícolas hay canales de riego.
El gobernador José Osuna Millán dijo que cuando se pobló con mayor intensidad el Valle de Mexicali en la década de los cuarenta seguramente no se hicieron estudios para saber qué zona tenía esta problemática.
Claman afectados por agua y comida
A 48 horas del sismo con magnitud 7.2 en la escala Richter, pobladores del Valle de Mexicali carecen de agua, muchos de ellos tienen hambre, su cabello y cara muestran el desgaste del sol y el polvo que provoca no dormir ni vivir en sus casas, hoy hundidas, semidestruidas, y llenas de agua con olor a azufre.
Algunas viviendas de familias no sólo se inundaron, sino que las fosas sépticas se desbordaron entre sus camas, refrigeradores, estufas y su ropa. Los pobladores de los ejidos Oaxaca y Chimí, a unos 40 minutos del centro urbano de Mexicali, clamaron a las autoridades agua potable para sus hijos y afirman que la comida escasea.
Las mujeres salieron con calcetas y chanclas durante el sismo y dos días después lucen igual, sólo que molestas, debido a que las tiendas de abarrotes elevaron los precios: leche en polvo chica 60 pesos, pañales 90 pesos, kilo de frijol 18 pesos, galón de agua 10 pesos.
