La economista brasileña Dilma Rousseff, no consiguió ganar la elección presidencial brasileña ayer en primera vuelta al no haber obtenido más del 50% para evitar la segunda vuelta. Dilma, la candidata del saliente presidente Lula da Silva, se quedó con el 46.5% de los votos, frente al casi 33 % de José Serra y casi el 20% de Marina Silva. Por ello, Dima tendrá que enfrentarse nuevamente a Serra el próximo 31 de octubre y ahí será fundamental a quién apoyará Silva, la ex Ministra del Medio Ambiente, que fue la verdadera sorpresa en esta primera fase de la contienda electoral.
Si bien las encuestas realizadas desde ahora, que ya anticipaban una segunda vuelta, señalan que Dilma ganará fácilmente la segunda vuelta y se convertirá en la primer mujer Presidenta de su país, lo cierto es que en una elección presidencial todo puede cambiar rápidamente.Varios factores podrían quitarle el triunfo en la segunda vuelta a Dilma. Un escándalo de corrupción política o el hecho de que Marina Silva en efecto anunciara su apoyo electoral a José Serra podría derrumbar a Dilma y dar la sorpresa en Brasil.
Sin embargo, lo conseguido ayer por Dilma Rousseff no es un hecho menor, todo lo contrario. Nunca antes una mujer había estado tan cerca de romper el máximo techo de cristal del Poder Ejecutivo en América Latina y en convertirse en la primera mujer en dirigir el destino de la economía más grande de América Latina, la octava economía a nivel mundial, y del quinto país más poblado.
No es un hecho menor porque cuando arrancó su campaña presidencial, Rousseff estaba hasta 15 puntos porcentuales por detrás de José Serra, el ex gobernador del estado de Sao Paulo y principal contendiente en la carrera por el Palacio de Planalto, la sede del Poder Ejecutivo brasileño. No es menor tampoco, porque Dilma no asistió al segundo debate presidencial en agosto pasado y porque a lo largo de toda su campaña se ha beneficiado del enorme apoyo de Lula, pero también ha tenido que defender su autonomía frente a su ex jefe y actual presidente.
En sólo cinco meses, a mediados de junio, Dilma dio el brinco en las encuestas y rebasó a Serra, y ello pese a que una de las dudas constantes a lo largo de su tecnócrata, una mujer que no sabía comunicar y que no tenía el carisma de Lula da Silva, el actual presidente que dejará el cargo luego de haber gobernado a Brasil por ocho años y de haber impulsado políticas públicas que impulsaron el fortalecimiento de la clase media en Brasil, sacando de la pobreza a unos 24 millones de brasileños e incrementando el tamaño de la clase media a más de 30 millones.
No es un hecho menor porque además las mujeres que buscan un cargo de elección popular tienen que pasar todos los obstáculos que sus colegas masculinos más los cuestionamientos en torno al género. En efecto, Dilma tuvo también que superar el que los medios cuestionaran su cambio de imagen, su fortaleza para ser presidenta o su lucha contra el cáncer y todavía más, en un hecho histórico Dilma también tuvo que contender contra otra mujer, Marina Silva, la ecologista que precisamente ayer consiguió casi 20% de los votos y que ahora tanto Dilma como Serra tendrán que cortejar para conseguir su respaldo.
Si el 31 de octubre Dilma gana la segunda vuelta, su victoria abrirá el camino para que otras mujeres más, no sólo en Brasil, sino en toda América Latina sigan contendiendo por las presidencias de sus países. A la fecha sólo seis mujeres han logrado llegar al Poder Ejecutivo en América Latina a saber: la argentina Isabelita Perón, en 1974; la nicaragüense Violeta Chamorro, en 1990; la panameña Mireya Moscoso, en 1999; la chilena Michelle Bachelet, en 2006; la argentina Cristina Fernández, en 2007; y la costarricense Laura Chinchilla este año. En otras palabras, en los últimos cuatro años tres mujeres han ganado la presidencia de Chile, Argentina y Costa Rica, acortando la distancia temporal entre las mandatarias. De ganar Dilma la Presidencia del país más grande de América Latina su triunfo podría generar una tendencia que podría repetirse en los países vecinos y, por qué no, tal vez enMéxico en el 2012. Seguramente en nuestroMéxico la panista Josefina Vázquez Mota, la priista Beatriz Paredes y la perredista Amalia García son de las personas más interesadas sobre lo que ocurra a finales de octubre en Brasil.
Todavía más, ¿se imaginan ustedes una elección presidencial en 2012 en el que dos de los principales partidos nominaran a dos mujeres como candidatas presidenciales? Brasil nos lleva la ventaja en muchos temas y en la participación política de la mujer también y no es un hecho menor.
Profesor del ITAM Twitter: @genarolozano