En México hay poca información estadística y demográfica sobre la discapacidad. El único Censo de Población y Vivienda del INEGI que contó a las personas con discapacidad fue en el año 2000. En él se estimó que el número de personas con discapacidad ascendía a un millón 795 mil, equivalente a 1.8% de la población censada. Sin embargo, la Encuesta Nacional de Evaluación del Desempeño (ENED) realizada por la Secretaría de Salud en 2003 calculó en 9% la población con discapacidad. Existe una diferencia de más de siete puntos entre una y otra estimación en menos de tres años. Lo que nos hace suponer que el procedimiento entre una y otra encuesta fue distinto en la obtención de la información. Como sea, actualmente son escasos los datos que muestran con claridad la estructura social y demográfica de este colectivo.
Del 31 de mayo al 25 de junio, el INEGI realizará el Censo de Población y Vivienda 2010, y el tema de la discapacidad está incluido. En entrevista con la maestra Rita Velázquez, subdirectora de la Dirección General de Estadísticas Sociodemográficas del INEGI, son dos las preguntas que se harán sobre el tema. Una en el Cuestionario Básico y otra en el Cuestionario Ampliado. La pregunta 7 del Cuestionario Básico surge a partir de las recomendaciones internacionales que desde 2001 han trabajado la ONU y la OMS a través de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (CIF), y pretende identificar el tipo de discapacidad respecto de las actividades de las personas que las padecen, y los problemas que les genera para su integración social. Mientras la pregunta 11 del Cuestionario Ampliado, aplicada a una muestra de 2.7 millones de viviendas, busca identificar la causa de la discapacidad.
Una de las ventajas de estas preguntas, reside en que en otros países también será empleada la misma pregunta del Cuestionario Básico, de tal suerte que se pueda desprender información comparable entre países; y según dijo Velázquez, se espera posiblemente la actualización de los datos internacionales. Además, el INEGI tiene contemplado publicar los aspectos más importantes del Censo 2010 en escritura Braille y audio, lo que hace que la información sea accesible para todos. Una vez que se den a conocer los resultados, se podrá advertir el número de personas con discapacidad y esto nos permitirá identificar aspectos como: sexo, edad, nivel socioeconómico, acceso a educación, salud y trabajo.
Pero es un hecho que hacen falta datos para comprender con mayor exactitud las distintas expresiones de la discapacidad. No sólo es preciso conocer las cifras demográficas, sino que es indispensable contar con información que abarque una cantidad de esferas centrales de la vida diaria de este grupo de personas, tales como la accesibilidad de establecimientos y transportes; la movilidad personal; la habilitación y rehabilitación; la participación en la vida política, la igualdad y la no-discriminación. Conocer las circunstancias en las que vive una persona con discapacidad se vuelve central para el desarrollo e implementación de cualquier política pública que pretenda promover, proteger y garantizar el disfrute pleno y por igual de los derechos de todos estos ciudadanos.
Según comentó el coordinador del Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica, el INEGI seguirá haciendo esfuerzos para el desarrollo de información sobre discapacidad. En cuyo caso, sería importante incluir preguntas básicas como: ¿en qué medida y cómo el problema de la discapacidad merma la economía de una familia?; ¿cuál es la razón de que las personas con discapacidad tengan un menor nivel de ingresos que el resto de la población?; ¿cuántas personas han sufrido algún tipo de discriminación?; ¿cuántos ciudadanos saben qué institución puede defenderlas? y ¿cuántas personas con discapacidad pueden ejercer su derecho a votar?
Es urgente recopilar mejores estadísticas, pero sobre todo se debe marcar un cambio en el concepto que nuestra sociedad tiene de la discapacidad, pasando de una preocupación de asistencia social y salud a una cuestión de ciudadanía y derechos. Debemos reconocer que las barreras y los prejuicios constituyen en sí mismos una discapacidad. Sencillamente es el primer paso para tomar en cuenta a este colectivo que pertenece a la misma sociedad tan diversa y de la que todos somos parte.