Permanente. En el Centro de la ciudad cada día 13 personas, por lo menos y en su mayoría adultos mayores discapacitados, se instalan en las banquetas en espera de que los peatones les den una moneda.
La senectud, el desempleo y la enfermedad se hacen evidentes en el principal cuadro de la ciudad con la presencia de un mendigo por calle, en su mayoría discapacitados.
Las condiciones de quienes permanecen en las vialidades provocan severas limitaciones para trabajar, hacerse cargo de sí mismos e incluso para mantenerse a salvo. En la calle han encontrado un lugar dónde estar.
DISTRIBUCIÓN En promedio hay un limosnero establecido en cada cuadra entre la avenida 20 de Noviembre y la calle 5 de Febrero, otros recorren varias aceras y se dirigen personalmente a los peatones, aunque no siempre tienen suerte. La esquina entre las calles Pasteur y Madero, que convergen con la avenida 20 de Noviembre, es donde se observa mayor incidencia.
DISCAPACITADOS La limosna es el medio de sobrevivencia de 13 personas que se localizaron a través de un recorrido realizado por El Siglo de Durango, tendidos en el suelo o sentados en las esquinas extienden su mano a los transeúntes en espera de que depositen una moneda en sus frascos o sombreros.
La mayoría son varones de edad avanzada y todos presentan discapacidades que les impiden desarrollarse sanamente en la sociedad, entre ellas extremidades amputadas, inválidos, invidentes y trastornos mentales.
GÉNERO
Sólo una mujer en nueve cuadras del Centro de la capital pedía limosna. A diferencia de los demás, ella no presentaba enfermedad, vestía cordialmente y lucía limpia.
AUTOEMPLEO
Hombres discapacitados, pero en edad productiva, se autoemplean en actividades que les permiten tener un ingreso económico.
Baterías, agujetas para zapatos, dulces y cerillos son algunos de los productos que ofrecen a bajo costo.
Su voluntad es mayor, al igual que el sacrificio, pueden pasar horas sobre las banquetas sin venta alguna. En la misma situación se encuentran quienes piden propina, no reciben muchas monedas.
INVISIBLES
"Ayúdeme con lo que sea su voluntad", "mire, no puedo caminar" o "deme una moneda", son frases que se escuchan a menudo en las transitadas calles; pero pocos las escuchan. Las personas vulnerables necesitan del soporte de las muletas, se arriesgan en las esquinas a que los peatones caminen a prisa y al no verlos los tumben.
Mientras ponen su vida en peligro al tratar de cruzar la calle, al no poder caminar rápido, los automóviles les pasan literalmente por un lado.
PERMANENCIA
Los menesterosos que ocupan las esquinas de las calles son los mismos que estaban ahí la semana o el mes pasado.
Pese a sus condiciones precarias, un significativo número cuenta con bancos, botes grabados o letreros pintados.
