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Discutamos a México

Hora Cero

ROBERTO OROZCO MELO

En la pragmática, convenenciera y costosísima vida electoral de México todo puede suceder. Cuando se busca obsequiar todos los gustos y agradar todos los pareceres se camina por la vía del contentillo electoral; así la democracia tiene lugar en un ambiente de paz y felicidad, aunque todo nos lleve a una caja de soluciones llena de agujeros: no hay verdadera democracia, el ánimo motor no corresponde a la realidad nacional y los procesos a que se convoca devienen ineficientes y antieconómicos. Todo es una apariencia resuelta de modo impertinente.

Lo hemos visto a través de los años: los cambios democráticos ya experimentados dejan más descontento que satisfacción en la masa de votantes registrada en nuestro sistema electoral. Todos lo sabemos; y lo saben los medios de comunicación y las clases gobernantes, pero nos hacemos guajes: "A ver si en la otra" reflexionamos. Y después nos pasa lo mismo, aceptamos los resultados y a ver "qué jáis"... lo bueno es que nuestra esperanza es inagotable...

Antes del 2006 nadie había llegado a la Presidencia de la República con una ventaja tan corta en sufragios, como lo hizo Felipe Calderón Hinojosa, candidato de Acción Nacional. En la fase final del proceso saltó como broma impulsada por un resorte lo que iba a constituir un torpe manejo del Instituto Federal Electoral, que a pesar de cuentos, cuentas y recuentos,

Nunca fue aclarado satisfactoriamente y menos aún aceptado por el candidato perdedor: las cifras dadas a conocer desde un principio eran las mismas para los candidatos del PAN y del PRD, aunque este último partido perseveró en las acciones de rechazo.

La intensidad de las protestas del derrotado por pocos votos, Andrés Manuel López Obrador, crecería y amenazaría con no cesar hasta lograr la cancelación del proceso celebrado el seis de julio del 2006. A gritos y sombrerazos el joven político michoacano asumió la Presidencia de la República, dejando a la capital del país metida en una larga parálisis vial a base de bloqueos y manifestaciones públicas. La actividad comercial soportaría, con mal fingido estoicismo, la peor crisis económica para el ramo hotelero y gastronómico.

Tres años antes, en las elecciones intermedias del 2003, los electores habían enviado un claro mensaje al IFE y al Gobierno de Vicente Fox, incluido el PAN y los demás partidos: "Ya pónganse a trabajar"... "Ya no gasten tanto dinero"... "Bajen los salarios a los consejeros electorales y a los diputados y a los ediles municipales y borren de la Ley a los representantes plurinominales" Además ¡ya no queremos tantos partidos!...

Pero tanto el Gobierno como el IFE se habían ensordecido y ensoberbecido. Los consejeros del Instituto Federal Electoral no escuchaban las demandas de la sociedad civil, y siguieron derrochando ad líbitum los recursos públicos; quizás pensarían que su sola presencia garantizaría un buen ejercicio de la democracia, mas no fue así, evidentemente. La plena democracia es todavía un formato incompleto, pendiente de rellenar y muy costoso, aunque perfectible. La protesta ciudadana de 2003 no ha prescrito y tendrá valor hasta que una ulterior reforma política, -¡otra más!- incorpore las susodichas demandas de la nación sobre el tema, iniciando por la eliminación de los inútiles y dispendiosos diputados plurinominales.

El presidente Calderón convoca ahora a la sociedad a "discutir" al país como parte de las celebraciones bicentenarias de 2010. ¡Vaya berenjenal en que nos quiere meter don Felipe para conmemorar, precisamente, dichos doscientos años de vivir en un constante desacuerdo! Discutir sería aceptable; mas no para un país que bastantes discusiones ha protagonizado a través de estos dos siglos de historia.

Discutir a México sí, por parcelas y con una clara idea de lo que esperamos los mexicanos que finalmente sea este país, la verdad por delante: discutan quienes deban y puedan este complejo y no resuelto rompecabezas que ha sido, y aún es, nuestra sufrida patria y sus instituciones, empezando por las eminentes cuestiones nacionales que demandan análisis.

Por ejemplo: ¿qué piensan hacer con la educación mexicana los presidentes emanados del Partido Acción Nacional? El Estado y por lo tanto la educación pública son instituciones que deben ser laicas por disposición constitucional y ajenas, por lo tanto a cualquier religión y a sus ministros; sin embargo, cada vez se observa menos el acatamiento a este imperativo de los Estados modernos.

Algún día sabremos cómo sobrevino la contrarreforma constitucional concertada en 1988 entre el entonces candidato presidencial Carlos Salinas de Gortari y los obispos de la Iglesia Católica mexicana. "¿Cuál fue el "quid pro quo" que planteó CSG al episcopado mexicano a cambio de aceptar su debatido triunfo en las elecciones de dicho año? Si recordamos las reformas constitucionales del año 1991 quizás daremos con ello...

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