En la semana que acaba de pasar quedó definida la contienda electoral por la gubernatura de Durango, uno de los estados más atrasados del norte del país. Las campañas iniciarán el 12 de abril y la votación se llevará a cabo el 4 de julio.
Si bien es cierto que el PRI, en su calidad de partido en el poder desde hace ocho décadas, tiene las mayores probabilidades de triunfo, hay varios factores que pueden complicarle bastante la elección frente a la Coalición del PAN, PRD, PT y Convergencia. Por eso es momento de revisar quiénes son los candidatos y cuáles son las ventajas y desventajas con las que cuentan los aspirantes a suceder a Ismael Hernández Deras.
Jorge Herrera Caldera es el abanderado del Partido Revolucionario Institucional. Tiene 47 años de edad. Es contador público de profesión y compañero generacional del gobernador. Es empresario, cofundador del Grupo Nahel, que fabrica bicicletas y refacciones. Su carrera política inició recientemente, apenas en 2004, cuando su amigo Hernández Deras lo nombró secretario de Finanzas y Administración, cargo que ocupó hasta 2006. Luego fue electo alcalde de Durango en 2007, pero pidió licencia para convertirse en diputado federal, puesto que también tendrá que abandonar para contender por la gubernatura.
La imagen que proyecta de político joven y emprendedor es quizá el principal capital de Jorge Herrera como candidato. Además, cuenta con el respaldo del aparato priista-gubernamental, el cual le será de mucha utilidad durante su campaña y, sobre todo, el día de la elección, cuando haya que hacer uso del tradicional acarreo.
No obstante, su cercanía con Ismael Hernández lo pone en una situación no muy favorable, si tomamos en cuenta la mala imagen que tiene el gobernador dentro y fuera del estado debido al deficiente desempeño de su administración. Durante su mandato, Durango no sólo no ha logrado superar los añejos problemas de pobreza, marginación, estancamiento económico y de inseguridad, sino que incluso se han agravado.
El haber sido el "delfín" de un mandatario estatal con tan magros resultados puede convertirse en una pesada losa para Herrera Caldera, quien además fue partícipe de tan criticable administración.
Por otra parte, Jorge Herrera es poco conocido en el interior de la entidad. Hasta hace unos días, muy pocos en la Laguna de Durango habían escuchado hablar de él. Además, aunque tendrá a la maquinaria estatal de su lado, cabe hacer mención que su corta trayectoria política le ha impedido crear bases propias. Otro punto en contra es que en ninguno de los cargos de elección popular que ha tenido ha concluido su periodo, lo cual da una impresión de falta de compromiso con los electores.
La forma en la que fue seleccionado candidato del PRI -el típico "dedazo" disfrazado de acuerdo de unidad- generó inconformidad en un sector del tricolor duranguense que pugnaba por una consulta abierta a las bases. La cabeza de este grupo es José Rosas Aispuro Torres, quien con la consulta esperaba convertirse en el candidato de su partido. Al verse relegado, renunció al PRI y aceptó la invitación de los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo (PT) y Convergencia, para ser el abanderado de la Coalición "Lo que nos une es Durango".
José Rosas Aispuro, abogado de profesión y doctor en Derecho, tiene 49 años y una larga carrera política. Ha sido dos veces diputado federal, de 1994 a 1997 y de 2006 a 200. También fue diputado local de 1998 y 2001 y alcalde de Durango de 2001 a 2004. Además ha sido presidente del Comité Directivo Estatal del PRI.
Su amplía experiencia y el ser conocido más allá de la capital de Durango, son los principales puntos a favor del abanderado de la Coalición. Además, mantener una postura de confrontación hacia la figura del gobernador puede generarle simpatías entre el sector de la población que desaprueba la gestión del mismo.
Sin embargo, hay cuestiones que se pueden convertir en baches y piedras en el camino. La principal, sin duda, es lo paradójico de su posición: ser un candidato ex priista de una alianza de partidos antagónicos entre sí, PAN y PRD, y contrarios al que hasta hace unos días él pertenecía. Para muchos, este coctel partidista es un adefesio político, con el que surge la pregunta: en caso de ganar la coalición ¿quién va a gobernar entonces? Y la verdad es que Durango no está para ese tipo de incertidumbre... aunque tampoco para más de lo mismo. El futuro del llamado "Chiapas del norte" se ve poco claro.