Educación especial. Integrarse es posible
Porque los niños especiales o con capacidades diferentes tienen derecho a una mejor calidad de vida, diversos planteles de la región ofrecen sus servicios para tratar de integrarlos a la sociedad o bien, hacerlos más independientes.
Gabriela González Núñez, directora del Centro de Atención Especial Infantil (CAEI) de Torreón, comenta que más que esconderlos en casa o prohibirles la salida, estas personas pueden recibir todo el apoyo necesario para un mejor desarrollo intelectual, físico y por qué no, profesional.
La directora del Centro, comenta que los niños que acuden a una escuela de educación especial son aquellos que requieren de alguna formación ya sea porque su capacidad intelectual está por debajo de lo normal o porque tienen una característica o conducta, que no les permite desempeñarse de forma adecuada en una escuela normal.
“Estamos hablando de niños con un coeficiente intelectual por debajo de lo normal, niños con problemas auditivos, intelectual o visual, entonces ese tipo de chicos también son los que van a asistir a una escuela de educación especial o con un trastorno motor pero que se combina con los anteriores”, señala González.
En estas instituciones, son atendidos aquellos que tienen alguna necesidad física o algún cuidado de salud importante, como el que presenten crisis convulsivas o epilépticas muy severas, “esto en las escuelas regulares es muy difícil de atender o porque no pueden exponerse a correr o a juegos bruscos, y porque requieren cuidados importantes aunque no tengan un compromiso intelectual severo”.
En el CAEI se atienden a niños de meses de edad hasta personas de 40 años o más. La institución cuenta con un departamento de estimulación temprana, en donde acuden pequeños con retraso mental o síndrome de Down y con otros problemas.
“Hemos recibido chicos de 20 hasta los 40 años que nunca recibieron ningún tipo de instrucción por parte de los papás o los tíos o de las personas con quienes estuvieron a cargo”, indica la especialista.
La idea es tratar de rescatar algunas de sus habilidades a través de la terapia física y del desarrollo intelectual.
“En la institución contamos con preescolar y primaria para estos pequeños”, indica la directora del CAEI.
“Hemos logrado que varios de ellos tengan mejores habilidades académicas o sean más independientes en su vida diaria”
En su entorno familiar, objetivo principal de este tipo de instituciones, se habla que casi un 99 por ciento de las personas que ingresan, logran integrarse totalmente. “De alguna manera u otra, unos son más independientes en su vida de acuerdo a la afectación que haya presentado. Pero cada niño, cada caso va a variar bastante, pero puede lograr integrarse a su familia”, señala González Núñez.
Otros tantos con un nivel intelectual menos afectado, con mayor trabajo y menor problemática neurológica pueden llegar a integrarse a la sociedad. Se habla de que varios de ellos pueden apoyar incluso en ciertos trabajos.
Los que logran integrarse de una manera normal son aquellos que no tienen comprometido el nivel intelectual, es decir, aquellos con problemas auditivos o visuales. Ellos son los que se integran de una manera regular tanto en la escuela, en la familia y en la vida social. Llegan a casarse y a tener una vida normal.
