A tres semanas de que los padres de Paulette Gebara Farah reportaran la desaparición de su hija, el misterioso extravío y muerte de la niña siguen siendo tales, no obstante que el caso desató docenas de agentes ministeriales y periciales investigando, que ya hubo cuatro personas arraigadas y que, incluso, se tiene la colaboración del FBI.
Durante las indagatorias, han sido revisados más de 66 domicilios, 24 personas han rendido declaración, 30 más han sido entrevistadas, se han utilizado pruebas de polígrafo, de química forense y perros de rastreo... pero aún no hay respuestas.
En cambio, apuntan especialistas, ha servido para medir el descontento popular, para hacer catarsis o para obviar temas de trascendencia nacional, y sólo da luz de la descomposición social.
"La muerte de la chiquita nos impresiona porque es el termómetro de lo mal que está la sociedad: de la corrupción, de la impunidad, y esta muerte se suma a las que ocurren a diario y que no nos damos cuenta o no nos enteramos, pero que ahí están", apuntó el doctor Alejandro Byrd, académico de la UNAM especialista en Comunicación.
En pocos días, Paulette se convirtió en el tema de conversación en México y fuera del país, quienes siguen el desarrollo de este caso desde la pantalla chica, la radio, el periódico o incluso a través de redes sociales como Twitter, Hi5 o Facebook.
"Este caso interesó a los medios de comunicación, esta muerte llegó a la vitrina, se prestó todo para seguir esta historia que los mejores novelistas rusos se hubieran admirado de la manera tan real en la que nosotros estamos contando la tragedia", apuntó Byrd.
"Esto es como una novela, que ha captado la atención de la ciudadanía, así nos olvidamos del Bicentenario, de los partidos, del Renaut, porque el tema ha servido como una forma catártica que la sociedad ha utilizado para descargar rencores y frustraciones".
El experto aseguró que el caso de Paulette es un tema importante, pero que ha desviado la atención de los temas de fondo.
Aldo Muñoz, investigador y politólogo de la UAEM, consideró que las inconsistencias que ha presentado la investigación de la Procuraduría mexiquense podrían afectar las aspiraciones políticas del gobernador Enrique Peña.
Dijo que los cabos sueltos que puedan quedar serán utilizados políticamente en contra del mandatario, aunque señaló que Peña es responsable políticamente de los resultados que arroje la investigación.
Añadió que casos como éste representan una oportunidad para los partidos políticos de un debate de bajo nivel, que permite denostar a funcionarios públicos por un caso en específico y no por toda su actuación dentro de su gestión.
