Una pareja (presidencial) de cuidado
Más le vale a la Argentina ganar el Mundial de Futbol de este año. Porque sería la única buena noticia que pueden llegar a tener en estos cuitados tiempos.
Como nos ocurre a tantos latinoamericanos, los problemas y desazones de los platenses tienen como origen lo nefasto de su clase política. En específico, el cinismo, descaro y voracidad de su presidenta, Cristina Fernández; y de su esposo y antecesor en el cargo, Néstor Kirchner.
Podría argumentarse que los argentinos en el pecado llevan la penitencia. Después de todo fueron ellos quienes decidieron ampliarles el mandato a los habitantes de la misma alcoba. Si nos vamos más atrás, fueron ellos los que reeligieron ¡a Carlos Menem! Digo, como que no se ve mucha inteligencia a la hora de pararse frente a la urna.
Lo que sí es que muchos ciudadanos de la República del Plata están hasta las narices de los tejes y manejes de doña Cristina y su augusto cónyuge. Sobre todo en las últimas semanas, la llamada pareja presidencial se ha encargado de llenarle de piedras el buche al respetable.
El mes pasado se dio a conocer que los ingresos del matrimonio Kirchner han pasado de 1.9 millones de dólares en 2003 (cuando Néstor se apoltronó en la Casa Rosada) a 12.1 millones en 2009. ¡Se multiplicaron por seis en seis años! Nada más el año pasado, los Kirchner declararon un aumento en sus ingresos del 158%. Y eso es lo que declaran. Por supuesto, no han faltado los socarrones que han propuesto a Néstor Kirchner para el Premio Nobel de Economía. ¡Si parece tener el toque de Midas!
La oposición clamó por una investigación... la cuál fue realizada al vapor y estuvo a cargo de un juez a modo. El sagaz investigador rápidamente dio carpetazo y declaró que no había el menor indicio de corrupción en el impresionante aumento del patrimonio de los Kirchner. Muchos se han sentido burlados por semejante cinismo.
Para fruncir lo arrugado, el mismo día en que se dio por terminada la investigación, el gobierno, cada vez más agobiado por la falta de recursos, anunció que se revisarían con lupa los ingresos de todo ciudadano argentino que gaste más de 780 dólares mensuales en su tarjeta de crédito. Los Kirchner tienen la cara más dura que las del Monte Rushmore.
Y para cerrar con broche de oro, como doña Cristina quiere sacar dinero de donde sea, le ordenó al presidente del Banco Central argentino (que allá como acá es autónomo) que se mochara con más de 6,000 millones de dólares de las reservas ¡para pagar parte de la deuda externa! El colega de Carstens, Martín Redrado, se negó. Cristina Fernández procedió ¡a despedirlo! Un juez detuvo la transferencia de fondos por considerarla ilegal, pero Redrado se quedó chiflando en la loma. ¡Y aquí hablan de falta de autonomía en el Banco de México!
Total, que las corruptelas y ambición tamaño caguama de los Kirchner están hartando a los argentinos. Y ya sabemos que allá ese tipo de situaciones suelen terminar... en un tango.