EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

EL COMENTARIO DE HOY

APOLOGÍA DE LA SINRAZÓN

FRANCISCO AMPARÁN

Los mexicanos padecemos no sólo uno de los Poderes Legislativos más caros e ineficientes del planeta. Sino que nuestros diputados y senadores demuestran una y otra vez que no tienen la más remota idea de sus responsabilidades hacia un país que se está cayendo a pedazos. Ello se debe, sin duda, a la cultura política que cultivó el PRI durante setenta años. Pero también a que todos los partidos políticos parecen incapaces de escoger a lo mejorcito de entre sus huestes para ocupar esos importantes puestos. Me pregunto si, a la hora de postular un candidato, los Comités Ejecutivos se cercioran de que esté alfabetizado. O que no tenga una lesión cerebral. O que posea un IQ arriba de 90. La verdad, debería haber una ordenanza constitucional para que a todo candidato a senador, diputado, gobernador o presidente de la república le sea hecha una tomografía del cráneo. Y que el escaneo sea sometido al escrutinio público. Quizá de esa manera nos podríamos evitar muchos desaguisados, vergüenzas y ridículos.

El caso es que con frecuencia nos preguntamos qué tienen en la cabeza algunos legisladores. Simplemente la semana pasada, mucha gente no quería dar crédito a la propuesta legislativa, presentada por un notable diputado panista, para que los autores, productores y difusores de los llamados narcocorridos sean enviados a la cárcel. ¿La razón? Pues que ese tipo de mensajes fomentan entre la juventud la noción de que el crimen conviene y sí deja. O sea que oyendo tan rítmicas crónicas de las andanzas de los narcos, algunas pobres almas jóvenes se dejan llevar por el canto de las sirenas y caen en tan detestables y peligrosas compañías.

Por supuesto, sobraron quienes protestaron por lo que calificaron de censura y atentado a la libertad de expresión. Después de todo, el derecho humano más importante, imperecedero y universal es el inalienable derecho a ser estúpido: cada quién tiene sus gustos, por muy charros, chafas y bárbaros que sean, y han de ser respetados. ¿Por qué se va a meter el Estado a vigilar y regular lo que oyen las cultas masas mexicanas? ¿Qué seguirá luego? ¿La censura al Libro Vaquero? ¿O al TV y Novelas?

Con otra: ¿quién puede determinar que una canción fomenta la buena imagen de los malosos? ¿Y qué tal si la letra no es otra cosa que un recuento de titulares periodísticos? ¿Contar la realidad nacional será incitación al crimen?

El dichoso diputado aclaró que bastaría con un mensaje al final de la canción para que ésta se librara de sanciones penales. Algo así como: "Imitar lo que acabas de oír puede ser dañino para la salud". O "No fumes mota. Come frutas y verduras". O "La traición, el contrabando y una larga vida son cosas incompatibles". Algo así.

La pregunta es: nuestros diputados, ¿no tienen nada más importante en qué ocuparse? ¿Qué tan nublada saldría la tomografía craneal en caso de que se las tomaran? Y con esos bueyes tenemos que arar.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 495940

elsiglo.mx