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EL COMENTARIO DE HOY

Seguridad sudafricana

FRANCISCO AMPARÁN

Los prejuicios son como las cucarachas: uno los puede perseguir, pisotear y fulminar de todas las formas posibles, pero seguirán existiendo. Pocas cosas resultan tan difíciles de erradicar como las ideas preconcebidas y los paradigmas interiorizados que se tienen sobre personas, lugares y creencias.

Por supuesto, algunos de esos prejuicios tienen una explicación racional, y a veces están sólidamente sustentados en estadísticas y otros métodos objetivos de comprobación. Pero, como dirían las buenas almas de siempre: el hecho de que sea verdad no le quita su condición de prejuicio. Además de que muchas de esos clichés y lugares comunes resultan no ser políticamente correctos. Y ya sabemos lo que puede ocurrir cuando se dice o hace algo que lastime la sensibilidad de quien sea: ¡anatema contra el racista, el burlón, el inconsciente e insensible!

Cuando esa mafia internacional llamada FIFA, encabezada por el capo di tutti capi Joseph Blatter, sopesaba la conveniencia de otorgarle la sede del Mundial de este año a Sudáfrica, uno de los principales motivos de reticencia era los altos niveles de criminalidad en ese país. En no pocos rubros, Sudáfrica es más inseguro, sufre peor los efectos de la delincuencia, que México, Colombia o Brasil... lo que ya es decir. Decenas de sudafricanos son asesinados a diario, fundamentalmente con armas blancas.

Sin embargo, la FIFA quería verse inclusiva, y quitarse la acusación de discriminadora hacia el África negra, que es en donde el futbol está teniendo mayor auge y crecimiento. Así que terminó dándole la sede al Estado que, pese a todo, es el más próspero de ese mártir continente.

Pero la imagen que tiene Sudáfrica de ser un país muy peligroso no podía borrarse de un día para otro, ni presentando una mascota harto simpática.

Aprovechando esa mala fama, una compañía británica de seguridad inició una campaña ofreciendo "chalecos a prueba de puñaladas" para los turistas de esa nacionalidad que piensan asistir a la Copa del Mundo de este año. Según la publicidad, el chaleco puede incluir un nombre y número (como camiseta deportiva) o los colores del equipo nacional del propietario. El chaleco le será entregado en su hotel sudafricano cuando así lo disponga.

Por supuesto, sobró quien pusiera el grito en el cielo, acusando a tan oportunista compañía de racista, de crear una imagen negativa de Sudáfrica, y de fomentar estereotipos negativos sobre África. Como suele ocurrir, la compañía dijo lamentar haber ofendido sensibilidades... pero no suspendió la venta de los mentados chalecos.

¿Capitalismo basado en el miedo? ¿Respuesta a las necesidades de los consumidores? Y a todo esto, esa compañía ¿tendrá sucursales... en México?

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