Como tantos otros mexicanos, soy antiamericanista de corazón. Desde que era niño consideraba a los de Coapa un equipo altanero, soberbio y gandalla, dado al descontón y a tratar de ganar campeonatos a punta de billetes. Cuando los (en aquel entonces) "Cremas" ficharon a Enrique Borja, quien había brillado como goleador en Pumas, muchos sentimos que algo sutilmente digno, finamente honroso, había sido mancillado: el dinero pasaba a ser más importante que el famoso "amor a la camiseta". Claro que hoy en día es de lo más normal, y ésta puede verse como la reflexión de un (no muy) venerable anciano. Lo que quiero apuntar es que, en México, fueron los millonarios del América los que empezaron el proceso.
Pero una cosa es ser anitamericanista, y otra el no reconocer los talentos que han militado en ese equipo. Que han sido menos de los que creen sus seguidores, todo hay que decirlo. Pero que en algunas circunstancias han brillado intensamente. Uno de esos valores es Salvador Cabañas.
En los últimos, penosos tiempos de las Águilas, Cabañas ha sacado la casta por el resto del equipo, uniendo enjundia con auténtico talento, y un profesionalismo que se echa de menos entre muchos paniaguados, del bando azulcrema y de fuera de él. Creo que, en los últimos años, Cabañas era el único jugador americanista que desquitaba el precio del boleto.
La noticia de que había sido baleado en la cabeza en un antro de la Ciudad de México causó enorme conmoción, precisamente por su condición de pilar y sostén de un equipo que (inexplicablemente) cuenta con muchos seguidores. Por supuesto, no se dejaron esperar las muestras de enfado y rabia, las condenas de los presidentes de México y Paraguay, y algunas declaraciones francamente fuera de lugar.
Pero hay algo en la agresión a Cabañas que es muy pertinente para entender lo que pasa en México. Por ejemplo, ¿qué estaba haciendo un bar abierto a las 5:30 de la mañana, cuando el horario de cierre en el DF es a las 3?
¿Cómo ingresó un parroquiano armado con pistola a un sitio en el que, según es fama, resulta más difícil entrar que a una audiencia privada del Papa?
¿Cómo es que las fuerzas policiacas del Distrito Federal se tardaron en recoger evidencias porque, cuando llegaron al antro, "nadie les abrió"?
Sin duda, la corrupción que rodea a los llamados "giros negros" es fuente de sustanciales ingresos para todos los que se encuentran en la cadenita que les permite operar a su antojo. Sólo cuando hay un escándalo las autoridades parecen reaccionar... aunque cinco años tarde, que era lo que el antro Bar-bar llevaba sin recibir una inspección.
Muy probablemente lo ocurrido a Cabañas fue restultado de la furia ciega del alcohol, de un mal entendido, uno de esos incidentes estúpidos que ocurren a esas horas de la madrugada. Pero queda la impresión de que pudo haberse evitado, si en este país se aplicaran, para variar, esas leyes que tanto se invocan... en vano.