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EL COMENTARIO DE HOY

Chávez delirante

FRANCISCO AMPARÁN

Cuando uno creía que ya había visto y oído todos los despropósitos posibles de realizar por el "hombre fuerte" de Venezuela, Hugo Chávez, el señor tiene la imaginación suficiente como para inventar nuevos. Además, a últimas fechas el béndix le ha estado patinando más feo que de costumbre. Digo, antes era una ocurrencia o barbaridad a la semana. Ahora parece querer producirlas a diario.

La actual seguidilla de trastadas empezó hace unas semanas, cuando Chávez ordenó cortes en la energía eléctrica de la capital, en vista de que las plantas generadoras no pueden mantener el suministro. Pero el programa hubo de ser suspendido al día siguiente, y el encargado del mismo despedido, en vista del caos que se había presentado. Por supuesto, uno se pregunta si nada más le bajaron al switch, sin contemplar ningún tipo de contingencia. Al parecer no le avisaron ni a los hospitales que iban a ser afectados por la medida.

Luego vino la salida del aire de algunos canales internacionales, entre ellos Radio Televisión Caracas Internacional, la versión continental del canal que fuera a su vez clausurado hace dos años. ¿La causa? Que violaban la legislación venezolana, al no transmitir los discursos del Mico Mandante. La verdad, habría que premiar a esas televisoras por proteger la salud mental de su teleaudiencia.

Hace unos días, mientras Chávez paseaba por una plaza en el Centro de Caracas, se puso a conversar con sus colaboradores (algunos de los cuales han elevado el halago y la lambisconería a la categoría de bellas artes). Y en plena charla salió el tema de que en uno de los edificios que estaban viendo, Bolívar había tenido una novia, o se había comido un raspado, alguna tontería así. Chávez preguntó qué propósito servía ahora el edificio. Cuando le contestaron que tenía oficinas y despachos, Chávez pronunció una sola palabra: "¡Exprópienlo!" Así como así. En caso de que se cumpla su capricho, decenas de personas quedarán sin chamba; o al menos, sin lugar dónde desempeñarla. Como si no hubiera procedimientos legales ni reglas que obedecer. El autoritarismo en su más vulgar expresión.

Para fruncir lo arrugado, hace un par de días empezó la emisión del programa radiofónico y televisivo "De repente con Chávez". Como su nombre lo indica, en cualquier momento se puede cortar una emisión y dar paso a un mensaje del presidente. Ello podrá ocurrir a las tres de la tarde o las tres de la mañana. El discurso podrá durar cinco minutos o (como suele ocurrir con su emisión dominical "Aló Presidente") cinco horas. Y todas las estaciones tendrán que apechugar, tengan lo que tengan programado.

Así que ahora los venezolanos no sabrán ni a qué horas les cae la maldición. La verdad, ya parece auténtica tortura mental. Y quizá lo sea, en castigo porque el 65% de la nación opina que Venezuela necesita... nuevos líderes. Pues sí.

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