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EL COMENTARIO DE HOY

Orlando Zapata

FRANCISCO AMPARÁN

Fue una de esas situaciones en que a uno le da pena ajena: ver las fotos del presidente Calderón llevándose de pellizco y nalgada con cretinos como Hugo Chávez, Raúl Castro y Daniel Ortega. Ciertamente él era el anfitrión de una cumbre que a veces pareció reunión del gremio de carretoneros. Pero una cosa es ser decente, y otra prodigarle sonrisas a algunos de los personajes más nefastos de la historia reciente de Latinoamérica.

Para colmo, Calderón permitió que no se invitara al presidente democráticamente electo de Honduras, Porfirio Lobo. Según esto, ¡por la falta de democracia en ese país centroamericano! Que Castro, Chávez y Ortega hablen en esos términos, no sabemos si debe mover a la risa o al vómito. En todo caso, resulta evidente el cinismo de esa gentuza.

A raíz de las palmaditas en la espalda y piquetes de ombligo que tan ostensiblemente se dieron Calderón y el más joven (¡!) de los tiranos Castro, empezó a circular el borrego de que muy pronto se concretaría lo que no ha ocurrido desde hace quién sabe cuántos años: la visita de un presidente mexicano a la isla bella.

A la gerontocracia cubana se le queman las habas por que sea Calderón el que rompa esa larga ausencia. Desde que el muy pragmático Ernesto Zedillo entendió que a México le importaba un rábano la agusanada y podrida revolución cubana, y dejó de hacerle caso a los seniles barbudos, Cuba se ha portado como exnovia despechada. Los dictadores Castro han tratado de pegarle a México de todas las maneras que han podido, desde recurrir a grabaciones telefónicas gansteriles (como cuando chamaquearon a Fox) hasta hacerse locos con el pago de lo que nos deben. Por todo ello, la verdad, no entendemos lo amistoso de Calderón con gente de esa calaña.

Más aún cuando, unos días después de que Castro se tomara sus cocos-locos en la Riviera Maya, un disidente injustamente encarcelado por el régimen cubano, Orlando Zapata, muriera en prisión... luego de casi tres meses en huelga de hambre. Añadiendo burla al agravio, el Gobierno cubano encarceló a docenas de opositores para que no asistieran al funeral.

¿Por qué andarle haciendo favores a un régimen dictatorial, que provoca semejantes atrocidades? ¿Por qué un presidente del PAN se pone de pechito para la propaganda de un Gobierno dizque socialista, que sólo ha servido para aplastar y empobrecer a dos generaciones de cubanos? De nuevo, ¿qué gana México haciéndole caravanas a gente que ya nadie toma en serio... excepto la cavernícola izquierda histórica mexicana... así llamada porque hace rato que la historia le pasó por encima, y ni cuenta se ha dado?

Habría que ser congruentes. Y un demócrata no puede codearse con el tirano que asesinó a Orlando Zapata. No en sus términos ni bajo sus condiciones.

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