Este día, el presidente norteamericano Barack Obama se reunirá en Praga, República Checa, con su homónimo ruso, Dmitri Medvedev, para firmar un tratado histórico; y hacer una declaración que le devuelve, a la política exterior de Estados Unidos, aunque sea un poquito de la racionalidad perdida durante el período de Bush el Tonto.
El tratado histórico tiene que ver con el acuerdo ruso-americano de reducción de sus arsenales de armas nucleares estratégicas; esto es, las que pueden ser destinadas de un continente a otro, sea por medio de misiles, submarinos o bombarderos convencionales o furtivos. Para efectos prácticos, los antiguos contendientes de la Guerra Fría van a volver a los niveles que tenían sus arsenales hace unos 35 años, a mediados de los setenta. O sea que de un plumazo se eliminarán los arsenales fabricados y desplegados durante más de una generación. No está mal.
El acuerdo fue posible gracias a los niveles de confianza que los rusos tienen en Obama, al contrario de lo que ocurría con su antecesor. Como parte de esos simbolismos que tanto cuentan en la diplomacia, el tratado se firma en la República Checa... en donde iba a instalarse un escudo antimisiles de EUA. El mentado sistema enfureció a los rusos durante años... hasta que Obama decidió desmantelarlo antes de que fuera operacional. Una guiñadota de ojos a los rusos, indicando que las relaciones podían mejorar con la llegada de la nueva administración.
La declaración de Obama tiene que ver con que Estados Unidos reniega por primera vez de usar armas atómicas contra países que no tienen armas nucleares, una posición totalmente opuesta a la de la Administración Bush, que amenazó con utilizar estas armas en represalia ante ataques biológicos o químicos. Como además Obama buscará "promover relaciones estratégicas más estables y transparentes" con China y Rusia, el arsenal nuclear norteamericano no tiene muchos sitios a dónde apuntar, excepto... sí, lo adivinó: Irán y Corea del Norte, los viejos villanos del Eje del Mal.
De hecho, en la reunión de hoy Estados Unidos enviará un mensaje muy claro a esos dos países: que siguen constituyendo un objetivo potencial en caso de hostilidades. O sea que aunque no tengan armas atómicas operativas (lo que parece ser el caso, sobre todo, de Irán), Washington puede convertir en escoria nuclear su territorio si se les ocurre pisar demasiados callos o picar crestas muy sensibles. Es una especie de tate-quieto al presidente de Irán, que cada vez hace más estridentes sus discursos contra Israel, y que se ha ganado muchas condenas internacionales por su incontinencia.
Total, que hoy la Tierra será un lugar más seguro... al menos en apariencia.