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EL COMENTARIO DE HOY

MACHETAZO A CABALLO DE ESPADAS

FRANCISCO AMPARÁN

Antes de que un muerto viviente muy necio pusiera de moda la fecha, los días nefastos solían ser los martes 13, como el presente. Pero como parte de la dolorosa pérdida de la identidad nacional, producto de la conspiración sionista-plutocrática que desde la sospechosa muerte de Moctezuma Xocoyótzin pretende acabar con México usando a la masonería (como si no colaboráramos en eso todos los mexicanos), ahora del que hay que cuidarse es del viernes 13. En fin, que martes o viernes, los días 13 se supone que son de mala suerte.

Al que le salieron con domingo siete y se metió en camisa de once varas fue al juez español Baltasar Garzón, quien podría ser juzgado y perder su chamba. El caso ha captado la atención de España y más allá, por el alto perfil que se había labrado Garzón a lo largo de los últimos doce años.

Como se recordará, Garzón se ganó los reflectores de la opinión pública mundial (y no pocos aplausos) cuando en 1998 solicitó a la Gran Bretaña que detuviera para su enjuiciamiento al viejo exdictador chileno Augusto Pinochet. Garzón aprovechó una provisión de la ley española, apoyada en artículos de la Unión Europea, según la cual los delitos de lesa humanidad deben procesarse sin importar en qué lugar fueron cometidos.

Pinochet estuvo bajo arresto domiciliario durante año y medio. A fin de cuentas, un tribunal británico (al parecer presionado por la amigota de Pinochet, Margaret Thatcher) declaró que el extirano ya estaba demasiado gaga para enfrentar un juicio, y lo retachó para Chile. Allá, aprovechando la descobijadota que le había puesto Garzón, Pinochet fue juzgado y sentenciado a detención domiciliaria, en donde moriría más tarde en medio de la vergüenza y la ignominia.

Además, Garzón también se ha lanzado contra los exdictadores argentinos y otros malosos surtidos, europeos y americanos.

Pero, según el magistrado de la Suprema Corte hispana Luciano Varela, hubo un momento en que Garzón se pasó de rosca. Y por ello puede llegar a ser juzgado. Y en caso de ser encontrado culpable, hasta ahí habría librado la carrera del juez español más famoso de este siglo. Y creo que del pasado.

En su celo por desfacer entuertos, Garzón inició una investigación sobre los crímenes del franquismo (1939-75), instando a varias municipalidades de la península a buscar y abrir las fosas comunes donde yacen los cuerpos de los fusilados durante la Guerra Civil (1936-39). Se suponía que ello era el principio de un proceso para juzgar al régimen de Francisco Franco... que terminó hace 35 años.

En 1977, como parte de los acuerdos para la transición a la democracia, se había proclamado una ley de amnistía para todos los bandos participantes de la Guerra Civil... así que varios grupos de derecha alegaron que Garzón estaba brincándose las trancas y prevaricando... o sea, emitiendo un juicio sabiendo que se está equivocado.

Varela estuvo de acuerdo, y puso en jabón a Garzón... lo que ha provocado airadas protestas no sólo en España, sino en todo el mundo. A ver en qué termina este extraño episodio de la ley castigando a la ley por pretender la justicia. ¡Entre abogados te veas!

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