EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

EL COMENTARIO DE HOY

¡Al infinito y más allá!

FRANCISCO AMPARÁN

Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia más bien cercana, cuando se quería alabar la inteligencia, conocimientos o habilidades de alguien, era común aconsejarle "¡Vete a jalar a la NASA!" Y es que la venerable agencia espacial norteamericana tenía fama de reunir a los mejores cerebros, especialmente en los campos de la ingeniería, las matemáticas, el diseño y la física.

Aquellos fueron sus días de gloria, cuando la NASA acumulaba hazañas y éxitos; cuando incluso los fracasos (como ocurrió con el viaje del Apolo XIII) resultaban positivos. Pero, como suele ocurrir, esos tiempos heroicos no duraron mucho.

En primer lugar, porque alcanzada la meta de ganarle la carrera a la Luna a los rusos, el Gobierno de Estados Unidos le perdió el interés al espacio, recortó notablemente el presupuesto de la NASA, y a otra cosa, mariposa.

En segundo lugar, porque el siguiente proyecto importante, el del transbordador espacial, estaba destinado al fracaso desde un principio... y sin embargo, la NASA neceó en seguir adelante con él. Se construyeron cinco de esos artefactos, de los cuales ya nomás me quedan tres, tres, tres. El Challenger y el Columbia se desintegraron junto a sus tripulaciones en 1986 y 2003, respectivamente.

Los transbordadores no sólo resultaron tener más defectos y ser más ineficientes que un diputado federal: eran carísimos de construir, operar y mantener; razón por la cual serán retirados del servicio a fines de este año... cuando la Estación Espacial Internacional está todavía a medias. Total, que los rusos se hagan cargo. Que al cabo que ellos sí hacen vehículos resistentes, baratos y rendidores. Aunque feítos, eso sí.

Ante tan triste panorama, a la NASA le vino bien el espaldarazo que le dio el presidente Barack Obama la semana pasada. Obama llamó a redireccionar esfuerzos, ofreció aumentar levemente el presupuesto, y puso como objetivo a largo plazo visitar Marte en unos treinta años... "cuando todavía ande por aquí", dijo el mulato.

La cuestión es que, como se puede inferir por las fechas, un proyecto de ese tipo tiene que abarcar a más de una generación y quién sabe cuántas administraciones federales. Es un compromiso más complicado que un matrimonio, del cual uno puede zafarse a los quince años si la cosa no funcionó. Pero si la NASA se embarca en una dirección, sea la que sea, va a tener que llegar al objetivo pase lo que pase. Si se fijan, ponerse esas metas no es "enchílame otra".

Además, Obama primero tiene que convencer al rejego Congreso de hoy para que suelten la lana. Cómo convencer al del año 2035, ya será otra cuestión.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 517200

elsiglo.mx