La aprobación de la reforma al sistema de salud norteamericano, la principal victoria política del presidente Obama hasta la fecha, podría tener un impacto inesperado en México: en caso de que se negocien los acuerdos pertinentes, sería posible que pacientes americanos aprovechen sus seguros médicos en nuestro país... donde la atención y las medicinas son sensiblemente más baratos.
Se supone que ésa será una propuesta que Calderón llevará a Washington cuando visite a su homólogo el mes próximo. Con ello, empezaríamos a sacarle un poco de provecho a un par de circunstancias que, como siempre, hemos desperdiciado de la manera más idiota. Y ello, fundamentalmente por seguir repitiendo las consabidas y rancias consignas ideológicas, con medio siglo de antigüedad; y por el complejote de inferioridad que mucha gente viene arrastrando desde que fuera educada en primaria por las huestes de Elba Esther. Y se les nota.
La primera circunstancia es que somos vecinos de la principal potencia económica del mundo. Que en crisis y todo, sigue teniendo mucho, pero mucho dinero que gastar. El TLC en algo ha ayudado para que parte de ese dinero venga a dar acá. Pero todavía hay muchísimas áreas de desarrollo que podríamos aprovechar, con tal de que nos pongamos las pilas.
Que es la otra circunstancia: los Baby Boomers norteamericanos, las enormes camadas de bebés nacidos después de la Segunda Guerra Mundial, están entrando en la tercera edad. En los próximos cuarenta años, habrá más de un millón de jubilados anuales. Son personas con pensiones (a veces jugosas, siempre en dólares) que quieren pasar sus días en lugares calurosos, sin lluvia ni nieve, a quienes les gusta el golf y otros deportes no muy agitados, y que demandan servicios médicos económicos.
Si fuéramos listos, haríamos todo lo posible por que esos pensionados vengan a México por largas temporadas. De preferencia, a vivir aquí. Piensen en la cantidad de empleos, de muy diversos niveles, que podrían generarse si dos, tres millones de veteranos gringos se establecen en el próximo lustro. Si cada viejito crea un par de empleos, son más de los que ha producido la economía nacional en una década. Así de fácil.
Alguien dirá que los empleos serían de bajo nivel: meseros, enfermeros, caddies. En primer lugar, no necesariamente: muchos profesionistas podrían prestar sus servicios con buenos ingresos. Y en segundo, yo prefiero que un muchacho asista a un viejito, recibiendo un salario honrado y suficiente, a que sea reclutado por el narco debido a que no tiene empleo, expectativas ni futuro. Y en un descuido ¡hasta hereda!
Es cuestión de quitarse las gafas ideológicas. Ahí hay una fuente de riqueza que está a la mano. Hay que ser pragmáticos, y dejar atrás apolillados prejuicios. Ésos nunca nos han servido para maldita la cosa.
