Este año va a estar bastante movido en lo que concierne a aniversarios de independencia. La mayoría de las repúblicas latinoamericanas festejará el inicio de sus respectivas rebeliones en contra de la Corona española (aunque en 1810 no había rey en España, y la Madre Patria estaba peleando su propia guerra de independencia... un detalle insignificante que la historia oficial se empeña tercamente en soslayar). No sólo México celebrará el bicentenario; también lo hará la mayoría de los países del subcontinente. De hecho, Venezuela ya empezó la pachanga y Hugo Chávez proclamó que ahora sí ese país va a ser independiente. Uno se pregunta qué rayos pasó entonces en los últimos dos siglos. En fin. Ya conocemos la lógica de los discursos del Mico Mandante.
Media África alcanzó su independencia en 1960, de manera tal que más de veinte países del Continente Negro cumplirán cincuenta años de ser libres y soberanos. Bueno, es un decir. Algunos tenían mejores niveles de vida siendo colonias europeas. La mayoría no ha podido crear instituciones funcionales y sólidas en cinco décadas de independencia. A decir verdad, en muchos lados hay muy poco que festejar.
Un caso aparte lo constituye Zimbabue. Este país, que durante el periodo colonial británico se llamaba Rodesia, tuvo una evolución distinta al resto de África. En primer lugar, quienes proclamaron la independencia, por su lado y sin decirle agua-va a la Gran Bretaña, fueron los blancos, una minoría que controlaba la tierra y la economía. Aunque nadie reconoció esa emancipación, los blancos rodesianos controlaron el país durante los siguientes 20 años. En ese lapso se gestó un movimiento guerrillero de baja intensidad pero muy duradero, que finalmente obligó a los blancos a aceptar la realidad: había que incluir a los negros o bantúes en cualquier futuro gobierno. En 1980 hubo elecciones generales, y como presidente quedó un antiguo jefe guerrillero, Robert Mugabe. Como ahora sí mandaba la mayoría, todo el mundo reconoció la independencia del país, que pasó a llamarse Zimbabue.
El problema es que el presidente actual es... Robert Mugabe. El viejo no ha soltado el poder desde entonces, y cada vez hace peor uso del mismo. Bajo su mandato el país ha sufrido la peor inflación de la historia, está al borde de la hambruna, y persiste la agitación política por los fraudes electorales y las tácticas represivas en contra de la oposición. Las expropiaciones de tierras a los blancos han mandado al diablo la producción agrícola... pero Mugabe insiste en esa polarizante y empobrecedora táctica.
En una reciente celebración de los 30 años de independencia reconocida, Mugabe se quejó amargamente del neocolonialismo británico. Si tuviera un poco de autocrítica, sabría que en gran medida es su culpa que Zimbabue no tenga mucho que celebrar en este aniversario.
