El mundo está cambiando con una rapidez alucinante, y de maneras que a mucha gente deja turulata y patidifusa. Lo que era pésimamente visto y considerado en nuestra juventud, ahora resulta perfectamente permisible. Lo que era una virtud inmarcesible, ahora resulta un lastre para la modernización. Lo que antes era manejado por ancianos decrépitos y anquilosados, como Cuba o la CTM... hoy es manejado por ancianos decrépitos y anquilosados. Hay cosas que sencillamente nunca cambian.
Uno de los grandes cambios de los últimos tiempos es cómo han ido ganando espacios públicos, derechos y tolerancia, los grupos con preferencias sexuales que no corresponden a las mayoritarias. Los gays y lesbianas, pues, a quienes antes se les decía de maneras bastante más feas. De hecho, ésa es una de las tantas victorias que han tenido: que se les llame de formas no insultantes. Aunque Evo Morales salga con que son "desviados" por andar consumiendo pollo. Bonita izquierda latinoamericana.
Habría que aclarar que esos avances de las comunidades gays se dan sólo en Occidente, el tan denostado Occidente cristiano. Hay países musulmanes en que salir del clóset puede llevar a la ejecución por cimitarra. En la Cuba comunista, los homosexuales son perseguidos por el Estado, quizá porque no se dejan la muy masculina y revolucionaria barba. En China pueden recibir castigos horribles. Sí, es en el vilipendiado Occidente, entre los hijos de la Ilustración, en donde los derechos humanos abarcan (o tratan de abarcar) realmente a todos los humanos, hombres y mujeres. En otras partes se siguen rigiendo por los usos y costumbres tradicionales: la barbarie.
Aún así, hay cotos de la cultura popular que no se han adaptado a los tiempos. Por ejemplo, se extraña que los muñecos emblemáticos de toda una época, Ken y Barbie, y sobre todo ahora que se han separado, no hayan tenido un amigo gay que les sirva de paño de lágrimas y amigote. Digo, uno se puede imaginar el mercadazo que tendría un muñeco de ésos. ¡Y el guardarropa! Tipo Elton John.
Recientemente, un reducto de la cultura light, blanca, protestante y suburbana de los Estados Unidos, finalmente dio su brazo a torcer. En su número de septiembre, la revista que presenta a nuestros viejos conocidos Archi, Betty, Verónica, Milton, Torombolo, Gorilón y el señor Paz, incluirá un nuevo personaje: Kevin Keller. Verónica, que siempre ha sido de cascos medio ligeros, le echa los perros al recién llegado. Inexplicablemente para ella, the new kid in town ni la pela. ¿Por qué? Ya lo adivinaron: porque es gay. Luego de medio siglo de feroz y aplastante heterosexualidad, en la prepa de Riverdale habrá un homosexual declarado. Para ir con los tiempos, dijeron los editores.
Los cuales también aclararon que no, ninguno de los viejos camaradas aprovechará para salir del clóset. Y no, al antiquísimo dilema de "¿Será Betty o será Verónica?", no tendremos que agregarle "¿Será Kevin?" Menos mal.
O tempore, o mores.
