Un elemento fundamental de la democracia moderna es la rendición de cuentas a los ciudadanos por parte de las autoridades electas. Un principio básico es que quienes se hacen cargo de los dineros del pueblo, deben explicar públicamente, y con pelos y señales, en qué se los gastan. Es lo que se da en llamar transparencia.
En México hemos avanzado bastante en ese tema durante los últimos veinte años. Eso sí, falta mucho por hacer, como lo demostró el reciente pleito de comadres entre Hacienda y el Gobierno de la Gente, en relación a cuánto dinero le cayó a Coahuila por el aumento a las gasolinas... como si no hubiera cosas más importantes de las que debería ocuparse el gobernador. Por ejemplo, pacificar una ciudad que los ciudadanos sentimos se nos ha ido de las manos y cuyo control hemos perdido. Por ejemplo, detener a quienes impunemente han masacrado a nuestros jóvenes. Eso es lo que nos importa a los torreonenses, no sus mezquinos pleitos con el Gobierno Federal.
El caso es que en todas partes se cuecen habas. Parte de la derrota de los Laboristas en las recientes elecciones del Reino Unido se debió a la percepción ciudadana de que algunos parlamentarios (de todos los partidos, hasta eso) habían excedido sus funciones, haciéndose pagar obras privadas con recursos públicos. Que el Parlamento dominado por los Laboristas fuera visto como corrupto, ciertamente tuvo algo que ver con la salida de Gordon Brown del 10 de Downing Street.
En España tenemos otro reciente ejemplo de opacidad. Resulta que el municipio de Tarragona quiere festejar por todo lo alto el centenario de un teatro solariego y blasonado, el Metropol. Para ello, habrá un par de funciones de la obra The Infernal Comedy, basada en la vida de un asesino serial austriaco. Pero lo relevante no es el tema del drama, sino quién será el actor principal: ni más ni menos que el reconocido John Malkovich. Mejor dicho, lo interesante es que nadie sabe cuánto se le va a pagar al histrión norteamericano.
El ayuntamiento de Tarragona se ha negado a revelar ese pequeño dato. Y ha defendido el secreto con uñas y dientes, pese a los denodados esfuerzos de la oposición. Lo único que ha trascendido es que los festejos del centenario del Metropol tendrán un costo de 230,000 euros. Unos 300,000 dólares o cerca de cuatro millones de pesos. Que para festejar a un teatro pueden ser pocos o muchos. El problema es que no se sabe cuánto de eso se irá en el salario de Malkovich.
La oposición teme que la mayor parte de ese dinero se gastará en los emolumentos del actor, y se trate de un desperdicio de recursos que hubieran sido mejor empleados de otra manera. Por lo pronto nadie lo puede saber, gracias a la opacidad de las cuentas, cortesía del Ayuntamiento de Tarragona. Consuelo de muchos...
