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EL COMENTARIO DE HOY

Fiesta mundial

FRANCISCO AMPARÁN

Finalmente, después de meses de estar siendo aturdidos por todo tipo de publicidad relacionada con la Copa del Mundo de Sudáfrica, ésta dio inicio. A partir del viernes, una buena parte de la Humanidad ha estado pendiente de cómo rueda una pelotita en un continente al que no se le augura nada bueno en las próximas décadas. Pero eso no importa: al menos una tercera parte de la población de este planeta seguirá más o menos con regularidad el devenir del evento deportivo más importante del mundo. Se calcula que los juegos-vistos-hombre sobrepasarán los 25,000 millones. Esto sería el equivalente de todos los seres humanos de la Tierra viendo tres partidos completos y casi todos los anuncios en el que los seleccionados mexicanos hacen sándwiches (aunque no goles).

En ese sentido, la Copa del Mundo es sin duda el acontecimiento que congrega a más personas en torno a un televisor. Ni el Super Bowl ni la entrega de los Óscares ni los Juegos Olímpicos pueden ni remotamente competir con la locura futbolística de cada cuatro años. Ello, en casi todos los países. La notoria excepción son los Estados Unidos. Pero ya sabemos que nuestros vecinos son medio raros.

¿Qué motiva ese fervor? Es difícil responder a esa pregunta, que está lejos de ser retórica.

Por un lado, buena parte de los espectadores ni siquiera tienen a su selección nacional en la competencia. Nada más para abrir boca, de los cinco países más poblados del planeta, que en conjunto agrupan a más de un 50% de la Humanidad, sólo dos (Estados Unidos y Brasil) tienen representación en Sudáfrica. De los otros tres, sólo uno, China, le hizo la lucha (infructuosamente) para fatigar canchas africanas. A India e Indonesia el futbol no parece interesarles demasiado.

Por otro lado, se puede decir que para mucha gente es la única oportunidad de ver buen futbol durante un mes completo, y por eso muestran tanta atención. Después de todo, si el futbol es su pasión, y en teoría en el Mundial se ve lo más destacado del deporte, el interés está más que justificado. El problema es que, usualmente, se disfruta mucho mejor nivel en competencias de clubes, como la Champions europea, que en la mayoría de los juegos de la Copa del Mundo. Podríamos asegurar que la mitad de los partidos de la primera fase suelen ser auténticos bodrios.

O quizá lo que ocurre es que buena parte de la población de este sufrido planeta necesita desahogarse de sus penurias existenciales, y el futbol se constituye en el elemento sanador por excelencia. Ello le permite a tanta y tanta gente desconectarse de la política, la economía y la patanería de los hijos (y sus amigotes). Al menos para eso sirve ese gigantesco circo. Lo cual, como quiera, se agradece. Aunque luego venga la cruda. ¡Qué se le va a hacer!

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