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EL COMENTARIO DE HOY

Avestruces en el alambre

FRANCISCO AMPARÁN

A medida que se aproximan las elecciones locales en diversas entidades del país, nuestra notable clase política ha empezado a echar mano de sus mejores armas para ganarlas. Esas armas, por supuesto, no tienen nada que ver con ideas, propuestas o planteamientos para sacar a México de su atraso. Entre ellas no se cuenta la generosidad, la amplitud de miras, una visión de futuro o un proyecto de nación (alternativo u ortodoxo). No, sus armas son el aventarse lodo y derramar putrefacción sobre los rivales. Ese es el nivel de nuestra clase política, y por ello nuestro país difícilmente saldrá del hoyo. Sus presuntos líderes son unos animales que sólo buscan su beneficio personal o de grupo; y luchan y se despedazan para quedarse con el pastel del poder, ante la impasividad de una ciudadanía apática y agachona.

La última muestra de la completa degeneración de la clase política mexicana han sido las grabaciones de conversaciones telefónicas realizadas por tres gobernadores priistas, que los presentan en muy mala luz... no que antes de ello, por cierto, alguien los hubiera tenido en buena estima o como ejemplos de ética pública.

Los gobernadores involucrados tienen dos características en común: en sus estados habrá elecciones el primer domingo de julio; y los tres representan lo más primitivo, pedestre y jurásico del PRI. Sí, de ese PRI que quiere regresar a Los Pinos para mejor defender a esos pitecántropos que se luce poniendo en algunos Palacios de Gobierno.

Los gobernadores de Veracruz, Fidel Herrera, y de Oaxaca, Ulises Ruiz, fueron grabados mientras hacían arreglos ilegales para asegurar el triunfo de sus respectivos delfines. En las conversaciones se detecta cooptación de autoridades electorales, reparto de dinero público para empujar candidatos priistas y otras linduras. Todo ello con un lenguaje que denota lo vulgares y patanes que son esos personajes que se supone deben gobernar a una sociedad moderna.

En el caso del gobernador de Puebla, Mario Marín, lo grabado parece configurar un asunto más bien privado: que hace once años, cuando era alcalde de la capital poblana, anduvo metido con una muchacha de 17 años. O sea que el Gober Precioso no sólo ampara pederastas, sino que también tiene ciertas inclinaciones a la pedofilia él mismo. Y ese asco de sujeto dizque gobierna a una de las entidades más pobladas del país. Y por defender a ese asco de sujeto, el PRI chantajea un día sí y otro también al débil y timorato Gobierno Federal.

Se dirá que ese es un asunto personal. Pero hasta donde yo entiendo, una joven de 17 años es menor de edad. Y andar seduciendo menores de edad, también hasta donde yo entiendo, se llama corrupción de menores, y la última vez que chequé, es un delito en los países civilizados. Pero ¿saben qué le va a pasar a esa vergüenza pública, a ese degenerado que protege degenerados? Nada.

Por eso México se está pudriendo sin remedio. Y lo estamos dejando pudrir.

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