Comentábamos ayer que existe la percepción generalizada de que la selección mexicana de futbol, los nunca bien ponderados Ratoncitos Verdes, resultaron eliminados de la Copa del Mundo, en parte, por la combinación de las necedades de dos entidades: una, el entrenador Javier Aguirre, que se obstinó en alinear a auténticos troncos y dejar sin jugar a gente como Guardado, que por lo menos corría. Y otra, la FIFA, que por su necedad de no recurrir a la tecnología para corregir injusticias y desfacer entuertos, permitió que en la máxima competencia del deporte se cometieran dos fallas de arbitraje garrafales... y con unas horas de diferencia. Y transmitidas a todo el mundo. Las cuales al menos le dieron un pretexto a las aficiones mexicana e inglesa para justificar la eliminación: "¡Nos robaron!" Aunque todos sepamos que, incluso en caso de haberse corregido esos fallos, Alemania y Argentina de cualquier forma le hubieran pasado por encima a sus rivales. ¿O alguien lo duda?
Aguirre no puede alegar absolutamente nada para justificar su necedad. La FIFA, en cambio, tiene sus argumentos para impedir que la tecnología juegue un papel como lo hace en otros deportes, destacadamente en el tenis y el futbol americano.
Los mafiosos de Zürich alegan que involucrar a la tecnología para evitar errores de apreciación le quitaría pasión al deporte; esa efervescencia y emoción que es introducida por la muy humana posibilidad de equivocarse. Ciertamente, el autorizar el uso de la repetición instantánea quizá contribuyera a eliminar el muy sano sentimiento de desear linchar al estúpido abanderado... pero no estoy muy seguro que eso sea tan mala idea.
Blatterone también alega que, siendo muy cara la tecnología propuesta, ello atentaría contra una de las virtudes del juego: que se puede jugar de la misma manera en un país pobre que en uno rico, en un campo de tierra que en un estadio mundialista. Lo cual, por supuesto, es una perfecta tontería: el uso de la repetición instantánea en la NFL no ha alterado el cómo se juegan los partidos entre equipos de preparatoria los viernes por la noche en todos los EUA. Como la tecnología ojo de halcón no afecta el desarrollo de los encuentros de tenis en las canchas de la Unidad Deportiva. La tecnología debería usarse en eventos donde es perfectamente factible y en donde haya mucho en juego... como la eliminación de un equipo de la Copa del Mundo; o un campeonato de la Champions. Nadie pide que se pongan cámaras en las polvorientas canchas de la Liga de Desempleados de La Laguna (La de Empleados desapareció por obsolescencia).
Además, el futbol americano ha demostrado que el uso de la tecnología no tiene por qué interferir con el ritmo del juego. No cualquier jugada, por ejemplo, es revisable. Y los entrenadores tienen un número limitado de retos a las decisiones arbitrales. Quizá la FIFA debería echarle un vistazo a lo que ha hecho la NFL... la liga deportiva más exitosa del mundo. Y eso que sólo funciona en un país, no en 208 como la FIFA. Por algo será.
