En las cosas que nos muestra este mundo hay de todo, lo mismo nos llega un cuadro donde priva el amor al prójimo que escenas que nos ha tocado en lo más íntimo de nuestro ser como es el caso de la miseria por la que atraviesa gran parte de nuestros coetáneos. Estas últimas son desgarradoras, que si fueran producto de algo natural y se originaran con igualdad para todos nada podríamos decir como no fuera qué brutos somos. Lo terrible es que no es así. Hay un asqueroso desajuste social a nuestro alrededor contra el cual tan sólo se toman medidas gubernamentales que mucho se parecen a la mendicidad, que no resuelven el fondo del asunto sino que se trata de meros paliativos que a la larga o a la corta están o estarán produciendo fenómenos sociales nunca vistos. En efecto, el hambre es muy mala consejera.
(2) Si usted la vio no la podrá olvidar, aquella película la Dulce Vida de Federico Fellini, considerado un ícono del cine mundial, que en su última escena muestra el final de una noche bohemia de gente de la alta burguesía caminando todos atropelladamente por un bosque en dirección al mar. Al llegar a la playa, la ebria alegría se encuentra con el inmenso ojo inerte de un monstruo marino (una inmensa medusa) que los pescadores arrastran hacia la arena. El ojo (parece mirar) aquella gente y causa angustia y miedo, como si la despertase de su falsa alegría y la interpelase en el fondo del alma. Es el ojo crítico al que deberíamos temer. Lo que en una cínica realidad, en esta época, no importa mucho. ¿Qué hay una injusta distribución de la riqueza en nuestro país?, sí ¿y qué con eso? A nadie asusta. La violencia social que vivimos se le atribuye a un grupo de forajidos, lo que se diagnostica como un tejido enfermo que debe ser extirpado a punta de balazos y no con escalpelo que previamente haga una exploración y encuentre la verdadera causa del mal.
(3) He visto a las familias que con sus niños llegan a las oficinas donde se entrega el óbolo. La gran mayoría mujeres de mirada perdida, de andar cansino, en veces acercándose en destartalados camiones, en otras en automóviles cuyos años de servicio útil, ha tiempo quedaron atrás. La suma que se entrega no es como para sentirse que la diosa fortuna ha dado un viraje sacándolos de su miseria, aunque algo es algo se dijo un galgo mirándose el cabito de rabo que le dejó el veterinario, sin dejar de recordar la frase aquella de que de herencia le viene al galgo ser rabilargo. Lo que podría decirse de ese filme de los años sesentas, es que es un fiel retrato de una casta social que no quiere ver más allá de sus narices pretendiendo que no pasa nada, no sólo eso sino que además el grueso del pueblo está viviendo en Jauja.
(4) Un suceso que lo exhibe como libertino, indecente y voluptuoso que ha levantado una polvareda alrededor del presidente de la Italia que, a sus 74 años de edad, aún conserva energías para aseverar, al ser involucrado en un nuevo sainete con tintes eróticos, que es mejor ser apasionado por mujeres guapas que ser gay. Por lo pronto debió ser tachado de gran mentiroso, lo que nos trae a cuento a aquel sorprendido anciano que consultaba a su médico diciéndole que le diera una receta para lograr lo que hacía su compadre quien se ufanaba, a su avanzada edad, de tener relaciones sexuales varias veces en una semana. El galeno reacomodándose las gafas, reaccionó esbozando una comprensiva sonrisa, usted haga lo mismo: cuente cuentos. Las fiestas de Silvio Berlusconi desde tiempo atrás han sido motivo de escándalo. En fin, la autoridad determinó que en los saraos, aparentemente celebrados en numerosas mansiones del primer ministro italiano, las investigaciones van dirigidas a perseguir delitos, no a inmiscuirse en la vida privada de las personas y menos a constatar fábulas.