Danubio. El lodo rojo ya empezó a afectar el ecosistema.
El vertido de lodos tóxicos que ha arrasado una superficie de 40 kilómetros cuadrados y varios ríos en el oeste de Hungría ha ocurrido a las puertas del Danubio, el segundo cauce más largo de Europa y un pilar en la historia, la economía y la cultura de los diez países por los que pasa.
Las alarmas sonaron este jueves, cuando la oleada de "barro rojo", altamente cáustico, entró en el caudal del Danubio, pues si bien la concentración de metales pesados en las aguas se ha reducido y el riesgo de contaminación es más bajo, reina la incertidumbre sobre su efecto en los delicados ecosistemas de la cuenca del gran río. "Lamentablemente no es una situación clara", explicó en la zona del desastre Tibor Dobson, responsable de los tareas de limpieza del vertido causado por la rotura de una balsa de una empresa fabricante de aluminio en Hungría, donde el Danubio recorre un total de 417 kilómetros. El accidente ocasionó el vertido de un millón de metros cúbicos de "barro rojo", una sustancia extremadamente cáustica y cargada de metales pesados. Croacia ha puesto en alerta la inspección de las aguas del río, que pasa por 137 kilómetros en el este, formando la frontera natural con Serbia. La Administración Estatal de Protección y Salvamento (DUZS), el control intensificado seguirá en los próximos días.