(El Universal)
A las 7:18 horas del jueves 19 de septiembre de 1985, la Selección mexicana de futbol estaba a punto de abordar un vuelo con destino a Los Ángeles para sostener dos amistosos contra Perú.
En la colonia Roma, jugadores del Atlante aún dormían en plena concentración, previo a las semifinales del torneo local contra el América. Y en el Centro Olímpico Mexicano, los espacios deportivos aún eran eso, lugares de recreación... Un minuto después, la familia deportiva, como todos los capitalinos, se volvió un protagonista más del terremoto que enlutó al país.
El fuerte movimiento telúrico de 8.1 grados sorprendió a un Tricolor comandado por Bora Milutinovic en plena preparación para el Mundial de México 1986. Pese al fuerte sismo, 17 jugadores -entre los que estaban nombres como Javier Aguirre, Pablo Larios o Carlos Hermosillo- más 10 directivos, viajaron a Los Ángeles sin conocer la magnitud de lo sucedido.
La torre de control del Autódromo Hermanos Rodríguez quedó inclinada, varios vidrios de la alberca olímpica se reventaron, al tiempo que 50 jóvenes y 60 trabajadores corrían despavoridos al exterior y la ciudad entera mostraba su fragilidad ante lo acontecido minutos antes.
De inicio se hablaba que cuatro mil personas perdieron la vida, 30 mil estructuras quedaron destruidas en su totalidad y más de 150 mil personas perdieron su empleo. Los teléfonos quedaron incomunicados. Una vez restablecido el servicio, se mandó un fax a la FIFA para anunciar que ningún estadio sede del Mundial, a ocho meses de la fiesta, había sufrido daños severos.
Los eventos deportivos se fueron suspendiendo en cascada. El Hipódromo de las Américas canceló actividades, la función de box en la Arena Coliseo fue aplazada y así también la fecha de la ONEFA, que tenía en duelo estelar el enfrentamiento entre Cóndores y Águilas Reales.
Al otro día, los seleccionados mexicanos se enteraron de la magnitud del temblor por los diarios estadounidenses. Roberto Barragán, directivo de la Femexfut, visitó la casa de los seleccionados para supervisar que sus seres queridos estuvieran bien.
Fernando Quirarte fue el único afectado. Un tío doctor suyo pereció en la caída del Hospital General. En tanto que la FIFA pidió que se aplazara el Mundial para 1987 o que se realizara en Alemania. Guillermo Cañedo fue a Suiza para defender la sede y, cuatro días después, se le dio el aval al país para celebrar la justa.
A las 7:18 horas del jueves 19 de septiembre de 1985, la Selección mexicana de futbol estaba a punto de abordar un vuelo con destino a Los Ángeles para sostener dos amistosos contra Perú.
Sorprendidos
Jugadores del Atlante impactados por el sismo en 1985.
n Bruscos movimientos tiraron de la cama a los jugadores del Atlante, comandados por José Antonio Roca. Estaban concentrados para el duelo semifinal ante el América -del Torneo PRODE- en el Hotel California, ubicado en la avenida Baja California casi esquina con Cuauhtémoc.
n Los jugadores salieron a la calle en medio de un tronadero de ventanas rotas para ser testigos mudos de cómo se caía el revestimiento del hotel y se colapsaba el edificio número 12 de la calle Tehuantepec, justo enfrente de donde se encontraban. Miradas perplejas y atemorizadas ante lo sucedido.
n Roca rompió la concentración y mandó a sus jugadores a buscar a sus familias. Del partido ante el América, a jugarse en el Estadio Azulgrana, ni siquiera se discutió su suspensión.
n En la tarde, los directivos confirmaron el aplazo del partido en una reunión vespertina, al declararse luto en todo el balompié nacional.
n Las Águilas vieron partir a una de sus estrellas. El argentino Daniel Brailovsky tomaba un vuelo directo a su tierra natal, con su esposa embarazada a menos de 15 días de dar a luz, para no regresar en lo mediato y sin avisar a su directiva.
