¿Se acuerda usted estimado lector de la influenza? Probablemente lo recuerde porque hace aproximadamente un año los medios de comunicación alertaron a la población sobre este tema en particular. Hubo psicosis entre la población más en algunos estados que en otros y se vieron obligadas varias instituciones educativas y de otro giro a suspender las actividades cotidianas para evitar la propagación del virus.
Por otra parte ¿ha seguido la cobertura del caso Paulette? Creo que la mayor parte de la población estamos al menos medianamente informados, sino es que inundados sobre el tema.
Estos dos casos nos muestran la esencia de la forma de pensar de nuestras autoridades así como la gran mayoría de la población en México. Seguramente no relacionamos un tema con el otro, pero sólo son muestras del manejo de la información y la tergiversación que se hace de ésta buscando beneficio particular.
Si bien es cierto que la muerte de una menor así como el brote de una pandemia como fue llamada por las autoridades son temas delicados y sobre todo dolorosos el primero de ellos, ya que además de tratarse de un drama familiar la niña estaba aún más desvalida debido a sus capacidades diferentes, esto nos desvía de lo que realmente se busca con la cobertura informativa.
Es difícil para la población de un país acostumbrado a la solidaridad y a la compasión no ser empáticos ante la muerte de una menor, aunque quizás dejamos de lado información importante que pensando mal nos distraen de cosas igual de importantes para la salud y desarrollo de la población en general.
Anteriormente en esta columna hablamos de los principales beneficiarios del manejo de la influenza: Las farmacéuticas, desde luego y en particular el señor Donald Rumnsfeld quien es el principal accionista de la marca para combatir el virus, curiosamente muy cercano a George W. Bush y miembro de la sociedad farmacéutica desde antes del brote del AH1N1.
En el caso de Paulette parece pasar lo mismo, ya que la población sigue padeciendo los aumentos de la gasolina y todo el país, no exagero, ¡todo¡ sigue cubierto por balaceras y disputas entre los carteles sin que esto se controle. ¿Es que acaso no ha percibido el incremento a la gasolina? ¿La pérdida de confiabilidad de parte de los extranjeros en el país? Tal y como lo dijera el Presidente Calderón que la violencia es un problema de percepción nos indica que el manejo de la información se base en esto, en la percepción. Si yo me siento frente al televisor y escucho una entrevista de 20 minutos en horario estelar a una madre que presuntamente mató a su hija, desde luego que me va a conmover, enojarme, entristecer, en pocas palabras va a llamar mi atención emocionalmente y me va a distraer sobre las decisiones que se toman a nivel nacional y regional sobre problemas que a mí me atañen más como la economía, la educación y la seguridad. Vuelvo a repetir no es que se vuelva insensible uno a una desgracia familiar de este nivel, pero ¿será lo único importante en el país?
Para muestra un botón, ¿Conoce usted la segunda noticia que más rating tiene en el pueblo mexicano? Adivino: la contratación de Javier Hernández por parte Manchester United. Y si le digo cuál es la tercera se asustaría seguramente, es el clásico de futbol América versus Guadalajara.
Existen un cúmulo de noticias importantes como los temblores en Baja California, las próximas elecciones, las propuestas sobre la legalización de las drogas, por no decir de los problemas graves de educación que padece nuestra población.
Hemos hablado en otros momentos de la gran fortaleza de la población mexicana para enfrentar las adversidades, incluso del nivel de felicidad de los mexicanos, pero imagínese usted si toda esa inteligencia de nuestros políticos para crear cortinas de humo la utilizaran para hacer crecer al país, seríamos sin duda uno de primer mundo con una educación de calidad y unos políticos a la altura de las circunstancias.
Sería bueno inducir a nuestros jóvenes a leer más a cuestionarse las cosas, a ver canales de televisión culturales y no sólo los partidos de futbol y las espantosas telenovelas que sólo fomentan el bajo coeficiente intelectual, incluso el emocional.
¿Qué podemos hacer? Definitivamente mucho, aunque suene idealista fomentar la no corrupción, el respeto por el derecho de los demás, la cooperación y algunas otras cosas más que pueden iniciar desde nosotros en nuestro propio hogar, porque si no nos haremos la pregunta que todos de alguna manera nos hacemos al interior de nuestras casas. ¿A dónde vamos a parar?
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