Antes de elegir el título para este espacio pase por un dilema ya que generalmente se habla aquí de algunos temas actuales desde la perspectiva psicológica tocando aspectos sociales, políticos y al menos pretendiendo dar a nuestros estimados lectores un panorama más amplio sobre algunos tópicos.
Se habla mucho de que cuando uno escribe, y en general en cualquier expresión que como ser humano se tenga es necesario hacerlo con ética, responsabilidad y honestidad, tratando que los temas sean desde un punto de vista objetivo y sin dañar a nadie en particular.
¿Pero de dónde vendrán estos atributos para poder expresar un punto de vista, se del agrado de la gente o no? Pues definitivamente del origen, en otras palabras de los padres.
Por este motivo la columna del día de hoy va dedicada en particular a una persona que ha predicado con el ejemplo y que me ha enseñado desde luego cosas positivas y negativas, pero me gustaría centrarme en las primeras, que al fin y al cabo son las que más existen. Me refiero en particular a mi madre.
Proveniente de una familia inmigrante del sur del país con pocos o nulos recursos económicos, así como con una gran cantidad de paradigmas sobre qué debe hacer la mujer y que no transcurrieron sus primeros años de vida. Primera hija de un padre tradicional y una madre apegada a las normas que aun rigen a la sociedad para bien o para mal, creció y se educó para ser madre y acompañante siempre fiel de su marido, sin pretender que en el ámbito educativo o laboral fuera trascendente ya que de ella se esperaba sólo las labores del hogar.
A pesar de estos antecedentes, ella logró destacar en el ámbito educativo y laboral, logrando compaginar como tantas madres de esos días, y aun en los actuales las cuestçiones de la familia con lo laboral, y digo familia no sólo apoyando a su marido e hijos sino en innumerables ocasiones al grueso de los hermanos, situación que todavía hoy en día causa esos domingos aciagos en que mi padre y mi madre discuten por cuestiones de familia extensa y que como diría el niño del comercial del panqué "esto es todos los días".
Existieron días también muy difíciles en los que las enfermedades de los hijos, de los padres así como despidos injustificados el marido hicieron que el mal humor y el lógico coraje saliera a relucir.
Contra todas las adeversidades siempre, y con decir siempre no estoy idealizando, existió y existe la disposición a ayudar, a poner el hombro para recargarse, a dar aliento en situaciones difíciles, a quitarse el pan de la mano para otorgárselo a otro, estas actitudes me han enseñado lo que decíamos líneas arriba, la honestidad, responsabilidad y la ética y no como discurso de político en campaña sino con lo más valioso que un ser humano puede hacer: con el ejemplo.
Sé que muchos de mis colegas dirán, este psicólogo está más edipado que nadie u otros dirán yo si escribiera en este prestigiado diario ahondaría en los temas actuales de la psicología, desde luego será válida la opinión, pero creo que como seres humanos debemos tener el espacio para agradecer, ya que los éxitos y los logros provienen de raíces muy fuertes que sólo son otorgadas por las personas que nos educaron desde los primeros años de vida. De igual forma estaría de acuerdo con el edipo, pero hay que recordar que la salud mental viene no de quitar las patologías, sino de aprender a vivir con ella y ser feliz, lo que finalmente le eliminaría lo patológico.
Pero volviendo al tema, haciendo un alto en el camino, le doy las gracias a ese árbol frondoso que no se cansa de dar sombra y aunque no esté de acuerdo con las opiniones que uno en ocasiones tiene y que le diga uno "hasta de lo que se va a morir" estará al pie del cañón.
Alguna vez en un programa de radio me felicitaron por el concepto de honestidad y pasión por mi carrera, recuerdo que en esa ocasión les dije que se lo debía a mis padres, en especial a mi madre, a lo que el comunicador me preguntó si mi madre era psicóloga a lo que respondí no es psicóloga, pero la pasión y el amor con lo que hace las cosas me convenció de estudiar lo que mejor me pareciera y aunque se haló los cabellos durante varios meses cuando decidí cambiar de carrera, ha demostrado con hechos en el fondo de que las probables equivocaciones vienen de errores humanos normales y no de mala intención.
Por todo lo anterior aprovecho para desearte un feliz cumpleaños. “Gracias por el ejemplo”.
Mi correo electrónico: jose.mirandah@uvmnet.edu