Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

EL DIVÁN

SENTIMIENTOS RANCHEROS

LIC. JOSÉ ANTONIO MIRANDA HERNÁNDEZ

La semana pasada platicando con un compañero de trabajo me dijo que fulanito de tal no le dirigía la palabra porque estaba enojado con él porque habían discutido sobre un plan de trabajo. Son "sentimientos rancheros" me dijo, a lo cual me pareció un término simpático y novedoso para definir un problema de comunicación.

Aunque pudiera parecer peyorativo el término me parece que define muy bien las acciones que muchas veces llevamos a cabo los seres humanos para resolver problemas y específicamente la población mexicana.

Se nos critica porque nuestra idiosincrasia privilegia las relaciones cercanas y de compadrazgo sobre las relaciones justas y con capacidad de negociación. En otras palabras el mexicano prefiere llevarse bien con la gente en vez de ser productivo.

Me vienen a la mente varios ejemplos, como el de la esposa que discute con el esposo porque la cena de Navidad de este año está planeada con su sacrosanta suegra. Otro sería cuando el padre cambia su actitud ante el hijo porque éste estudia una carrera diferente a las expectativas del padre. Uno mas será el empleado que se siente triste porque su jefe prefiere invitar a otro compañero a cenar, enojándose porque el jefe no lo quiere.

Como podemos ver ejemplos abundan y se aplican a casi todos los niveles socioeconómicos, educativos y laborales.

Pero ¿cuál sería la solución para este tipo de sentimientos? En primer lugar tendríamos que entender que los sentimientos son imposibles de controlar, ya que son sensaciones que experimentamos. Lo que sí podemos controlar son nuestras reacciones ante tales sentimientos. Podemos ver a la esposa que en lugar de dejarle de hablar al marido, o peor aún pelearse con él por la cena de Navidad, decide asumir su enojo y tratar de negociar con el cónyuge las cosas. No estamos diciendo que se haga la occisa, sino que se dé cuenta de que le repatea ir con su suegra, que por cierto si suelen ser metiches, pero pude tomar una actitud de tolerancia y tal vez no pasársela de "pelos" en la casa de sus suegros, pero siendo responsable de una actitud madura ante la adversidad.

En cuanto al empleado con el jefe, sí sería válido experimentar la sensación de rechazo por parte del jefe, pero no va a poner su "cara de zapato" todo el día porque su jefe no lo quiere. La sugerencia sería, asumirse triste, pero tomando en cuenta que los jefes de las empresas no tienen por qué querer a sus empleados, ya que para eso tiene sus amigos y familia. Aunque no crea, hay algunos que ni en su casa los aguantan.

Lo que se pretendería evitar es los denominados "sentimientos rancheros", o más bien actitudes rancheras, ya que si en la calle se me atraviesa un taxista a toda velocidad pues no me tengo que bajar a intentar hacerle al Jeff Hardy para pelearme con él. Igual no tendría que estar todo el día maquinando cómo vengarme de fulanito que prefirió estar con otra persona y dejar de ser mi pareja. O algunos políticos mexicanos que sólo esperan llegar al poder para vengarse de sus adversarios políticos dejando de lado al cada vez más empobrecido pueblo.

Estoy de acuerdo mi estimado lector que esto, como hemos dicho innumerables ocasiones no le pasa al cien por ciento de la población, pero si a una muy buena parte de ella. La clave desde luego está en la educación, y no me refiero a la educación de salir en la foto de sociales con ropa de marca y festejando veinte años de casados, cuando todo mundo sabe que no hay ni respeto en la pareja. No, me refiero a la educación de entendernos más como personas, de conocer nuestras áreas fuertes y débiles, intentar de negociar en vez de darnos hasta con la cubeta, de tolerar la ideología de los otros y tratar en pocas palabras de llevar una vida menos confrontados y con mayor capacidad de respuesta ante los conflictos.

Desde luego que la economía y la inseguridad importan, también es cierto que entre menos lectura tengamos y veamos cada vez más telenovelas y programas de chismes sin sentido nuestro nivel educativo irá en decremento. Pero igualmente es verdad que si tenemos una actitud y mentalidad diferente nos capacitaremos más en el manejo de nuestras reacciones, educando mejor a nuestros hijos, contagiando a nuestros amigos y familiares de un mejor manejo de los problemas y centrándonos en lo que sí queremos y no en lo que no deseamos.

Estos mis estimados lectores son mis deseos para este año, los suyos ¿cuáles son?

Feliz año.

Mi correo electrónico:

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 494084

elsiglo.mx