El duro comienzo de año
La cuesta de enero no sólo tiene relación con la situación económica de la población en general, es también "una cruda emocional"
Los problemas que estallan en el primer mes del año no sólo tienen que ver con las finanzas personales, sino que son fruto de los excesos vividos durante las fiestas decembrinas, nos advierte Adriana González Padilla, directora de la Licenciatura en Psicología del IIPCS (Instituto de Investigación en Psicología Clínica y Social).
Quienes viven más cruelmente la cuesta de enero “son personas que se excedieron durante esta época, lo cual representa un hecho compensatorio que se traduce, por citar un ejemplo, en la adquisición compulsiva de cosas materiales: la finalidad es evadir carencias emocionales”.
Cosas ciertas
Dice que estimaciones del IIPCS indican que cerca de 35% de la población mexicana experimentará cierto grado de depresión debido al efecto denominado “cuesta de enero”.
Este hecho se presenta en hombres y mujeres de todos los estratos socioeconómicos: “Tiene que ver con un evento real, donde por ejemplo, a lo largo del año hubo una pérdida, un divorcio o una decepción amorosa, e incluso un despido laboral”.
De esa manera, comenta: “El escenario puede convertirse en una compensación por carencia; es decir, para solventar estas carencias, los individuos compran, beben o comen compulsivamente; sin embargo, después de vivir estos excesos, las pérdidas se vuelven a hacer presente, nada más que de manera más aguda y dolorosa”.
La experta no duda cuando dice que no en todos los casos se puede catalogar como una patología: “Las personas pueden determinar qué tan agudos son estos síntomas, si experimentan una sensación de vacío permanente, o carecen de metas o esperanzas y si la tristeza es un común denominador de su vida”.
Los más expuestos
Un grupo vulnerable es el de las personas que tienen un largo historial de fracasos de toda índole y que paralelamente despilfarran el dinero comprando compulsivamente: “En este caso es preciso tomar un tratamiento con profesionales”.
La especialista explica que es importante subrayar que una persona puede tener síntomas de depresión pasajeros, producto de una realidad que es poco alentadora como la crisis económica global.
“La gente se angustia y puede deprimirse si vive una situación por la cual se ha endeudado o carece de empleo; sin embargo, la mayoría recurre a sus propios valores para resolver este pesimismo, como la familia, la religión o su propia fuerza de voluntad”, sostiene.
González Padilla indica que el IIPCS cuenta con una clínica con especialistas plenamente calificados. “Ellos pueden otorgar un tratamiento para quien lo desee, porque hay que recalcar que la clínica está diseñada para personas con trastornos emocionales sin importar su nivel socioeconómico”, explicó.
Las personas que sientan tristeza o depresión durante esta época, pueden tener una ayuda psicológica al consultar a los especialistas del IIPCS en el sitio www.iipcs.edu.mx
