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El fin del grupo compacto

AGENCIA REFORMA

En tan sólo tres meses, entre agosto y octubre, el grupo compacto del presidente Felipe Calderón perdió su cohesión. Al calor de la disputa por la dirigencia nacional del PAN, los calderonistas, que desde 2005 habían dado juntos duras batallas al interior del partido, se dividieron.

Atrás quedaron los tiempos de la precampaña de 2005, en la que derrotaron a Santiago Creel y a Vicente Fox; la campaña presidencial de 2006, en la que remontaron la amplia ventaja que les llevaba Andrés Manuel López Obrador; la asamblea nacional partidista de Guanajuato en junio de 2007, en la que lograron arrebatarle a Manuel Espino el control del Consejo Nacional partidista, y las elecciones de dirigente nacional de diciembre de 2007 y agosto de 2009, en las que sucesivamente consiguieron llevar a la dirigencia -sin oposición interna- a Germán Martínez primero, y a César Nava después.

Hoy los calderonistas apoyan causas distintas: unos respaldan al senador Gustavo Madero y otros al diputado Roberto Gil para convertirse en el dirigente del PAN entre 2010 y 2013.

Miembros de la corriente calderonista, que pidieron reservar sus nombres, explicaron a Enfoque hechos y decisiones que permiten reconstruir la historia de la división del otrora grupo compacto.

 NAVA Y LOS DESTAPES El 14 de julio, 10 días después de las elecciones de gobernador en 10 estados de la República, el presidente Felipe Calderón anunció cambios en su gabinete. Francisco Blake sustituyó a Fernando Gómez Mont en la Secretaría de Gobernación y Gerardo Ruiz Mateos dejó la Secretaría de Economía para sustituir a Patricia Flores Elizondo en la oficina de la Presidencia.

Dos días después se anunció, en un boletín nocturno, la renuncia de Maximiliano Cortázar a la coordinación de Comunicación Social de la Presidencia.

El 19 de julio Cortázar se integró al equipo de César Nava como secretario de Comunicación del CEN del PAN y dijo que su llegada tenía como objetivo fortalecer al partido de cara al 2012.

Un día después, el ex secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, anunció su intención de dirigir al PAN en una comida privada, en la que lanzó duras críticas por los resultados electorales del PAN.

El 23 de agosto Nava sorprendió al panismo al anunciar que no buscaría la reelección en el CEN del PAN. Ese anuncio provocó que los panistas más cercanos al presidente Calderón comenzaran a organizarse para postular a un candidato a la dirigencia, pues no estaban dispuestos a apoyar a Ramírez Acuña, quien se distanció del grupo compacto desde su salida de la Secretaría de Gobernación, en enero de 2008.

La decisión de Nava fue la señal que varios aspirantes esperaban para comenzar a trabajar en su proyecto.

El primero fue el senador por Chihuahua, Gustavo Madero, que el 26 de agosto, en un hotel del Distrito Federal, se destapó como aspirante a la dirigencia, acompañado de un grupo de panistas afines a Calderón.

Aunque Madero no se forjó en la tradición doctrinaria de la que emanó Calderón, ni estuvo cerca del grupo compacto en 2005 y 2006, contó con el apoyo inicial de casi todos los calderonistas, incluidos los cinco secretarios de Estado que son miembros del Consejo, el dirigente César Nava, el ex dirigente Germán Martínez, la mitad de los dirigentes estatales y un buen número de operadores panistas.

Sin embargo, dos de los consejeros nacionales a quienes el presidente Calderón encomendó la confección del Consejo Nacional durante la Asamblea Nacional de mayo, pusieron precio a su apoyo a Madero: Patricia Flores y Jorge Manzanera.

Según panistas cercanos a Madero, Flores y Manzanera ofrecieron el voto de más de 150 consejeros nacionales a cambio de la Secretaría General del partido y 50 por ciento de los espacios en el Comité Ejecutivo Nacional, que deberá renovarse al día siguiente de la elección del presidente del partido.

La negativa de Madero a otorgar dichos espacios, según sus allegados, provocó que Flores y Manzanera buscaran otro candidato.

Otros panistas tienen una versión distinta del rompimiento: según su testimonio, Madero quiso solidificar su candidatura y emprendió negociaciones con los tres gobernadores del ala más conservadora del PAN: Marco Adame, de Morelos; Juan Manuel Oliva, de Guanajuato, y Emilio González, de Jalisco.

A mediados de septiembre, en un acercamiento auspiciado por César Nava, Madero habría ofrecido a los gobernadores otorgar la Secretaría General a su candidata al CEN, Cecilia Romero, quien renunció al Instituto nacional de Migración el 14 de septiembre, envuelta en un escándalo por la aparición de 72 migrantes asesinados en el municipio de San Fernando, Tamaulipas.

Según esta versión, el no haber informado de estas negociaciones a Flores y Manzanera propició la ruptura.

 LA IRRUPCIÓN DE GIL La división del calderonismo se materializó el 5 de octubre. Ese día el diputado Roberto Gil renunció a la subsecretaría de Gobierno de Gobernación y, en paralelo, publicó un artículo en Reforma en el que esbozó un diagnóstico sobre Acción Nacional.

Titulado Apostemos por nosotros mismos, el texto contenía una dura crítica a la dirigencia de César Nava, al asegurar que el partido ha dejado de hacer política, está ensimismado y ha renunciado a reconocerse como una opción liberal.

Ambos hechos tuvieron como efecto mediático el que comenzara a mencionarse a Gil como posible candidato a la dirigencia del partido, aspiración que fue confirmada por él hasta mediados de octubre.

Al calor de estos hechos, Germán Martínez, Patricia Flores y Jorge Manzanera retiraron su apoyo a Madero y comenzaron a construir la candidatura de Gil.

El 20 de octubre Madero y Romero registraron sus respectivas candidaturas. El 21 lo hicieron la senadora Blanca Judith Díaz y el diputado Ramírez Acuña.

Gil se registró el domingo 24 de octubre.

 APOYOS Y VOTOS Con Madero y Gil en contienda, los calderonistas tomaron partido y hoy se encuentran divididos:

Con Madero están los secretarios Salvador Vega, de la Función Pública; Francisco Blake, de Gobernación; Juan Molinar, de Comunicaciones y Transportes; Abelardo Escobar, de la Reforma Agraria, y Ernesto Cordero, de Hacienda (aunque no es consejero nacional); los gobernadores José Guadalupe Osuna, de Baja California, y Guillermo Padrés, de Sonora; el dirigente nacional, César Nava; el subsecretario de Función Pública, Rogelio Carbajal; la diputada local Mariana Gómez del Campo; el coordinador de los senadores, José González Morfín, y el vocero del partido Maximiliano Cortázar.

Con el apoyo de estos personajes, los operadores de Madero calculan tener en la bolsa 120 de los 381 votos posibles en el Consejo.

De lado de Roberto Gil estarían -además de Flores, Manzanera y Martínez- el jefe de la Oficina de la Presidencia, Gerardo Ruiz Mateos; la diputada Josefina Vázquez Mota; el director de Pemex Gas y Petroquímica, Jordy Herrera; el senador Guillermo Anaya; el alcalde de Monterrey, Fernando Larrazábal; la senadora Gabriela Ruiz del Rincón y el secretario de Educación, Alonso Lujambio (aunque no es consejero nacional publicó un artículo en defensa del registro de Gil cuando éste fue impugnado por la candidata Blanca Judith Díaz).

Estos calderonistas garantizarían a Gil un piso de 130 votos.

Sin embargo, ambos equipos calculan que una parte menor del calderonismo estaría respaldando a la ex comisionada de Migración Cecilia Romero, quien es la primera opción de los gobernadores de Morelos, Jalisco y Guanajuato. Entre ellos y la mayoría de los consejeros vitalicios -que simpatizan con su candidatura- estarían sumando entre 60 y 70 votos a favor de Romero.

En una segunda vuelta en la elección del próximo 4 de diciembre -que se daría en caso de que ninguno de los candidatos alcance dos terceras partes de los votos (191)- operaría el supuesto acuerdo entre Madero y los gobernadores y los votos de Romero le darían la victoria al senador chihuahuense.

El ex gobernador Francisco Ramírez Acuña cuenta con el apoyo de una veintena de diputados federales, la mayoría de los consejeros del estado de Jalisco y el pequeño grupo que lidera Santiago Creel dentro del Consejo. Maderistas y Gilistas calculan que el jalisciense tiene entre 40 y 50 votos de arranque y actualmente se disputan su apoyo en la segunda ronda.

Los operadores panistas calculan que la neoleonesa Blanca Judith obtendrá menos de 20 sufragios que se diseminarían en una segunda ronda.

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Escrito en: Calderón fch

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