El gran telescopio milimétrico, listo para 'ver' lo invisible
Y se hizo la luz... y así comenzó a difuminarse poco después del origen del universo, hace 13 mil 500 millones de años. Pero como gran parte de ella no es visible, los astrónomos tuvieron que inventar instrumentos para captarla. Una muestra ejemplar de ello es el Gran Telescopio Milimétrico (GTM) en Puebla, que tras su última etapa de pruebas comenzará a funcionar a finales de este 2010.
Han transcurrido ya 16 años desde el inicio del proyecto (en 1994) y cuatro desde el fin de su etapa constructiva (en 2006), cuando fue inaugurado de manera oficial por el entonces presidente de México Vicente Fox; pero por fin, el aparato -calificado por sus impulsores como la más importante empresa científica desarrollada en México- comenzará a captar señales provenientes de todos los rincones del cosmos.
Así lo señalan expertos del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), en Tonanzintla, quienes junto con científicos de la Universidad de Massachusetts en Amherst (EU) conformaron un equipo binacional encargado del diseño, construcción, colocación, operación y mantenimiento del GTM. Éste ha estado en fase de verificación y pruebas desde 2007.
"A fin de año, el GTM verá la primera luz científica con la superficie que ahora tiene ajustada, de 32 metros de diámetro (de un total de 50 metros que abarcará su espejo primario en forma de parábola), pero seguiremos trabajando en el resto de la superficie", aseguró el investigador del INAOE, Raúl Mújica García, miembro del grupo impulsor.
Erigido en la cima del volcán Sierra Negra en Puebla, a 4 mil 581 metros de altitud, el GTM requirió 115 millones de dólares para su planeación y construcción, de los cuales 70 millones fueron aportados por el Conacyt y el INAOE. Cuando funcione, será el mayor telescopio en su tipo en el mundo. Colectará con eficiencia ondas de radio (a la manera de los radares) con longitudes mayores a 1 mm, aunque también podrá observar en los 0.85 mm.
EL TAMAÑO SÍ IMPORTA
Pero a diferencia de los viejos radares introducidos durante la Segunda Guerra Mundial o de los radiotelescopios que actualmente existen, el GTM integrará avanzadas tecnologías e innovadores materiales, los cuales fueron desarrollados específicamente para sus componentes estructurales, mecánicos y electrónicos: desde sensores, receptores y sistemas de apuntado o calibración hasta soportes y cimentación.
Mújica García considera que en astronomía el tamaño de los telescopios (o mejor dicho, de las superficies destinadas a captar señales) sí importa, pues mientras mayor es dicha área más grandes serán las capacidades de observación. Es como si alguien deseara captar agua de lluvia: un vaso retendrá mililitros, mientras que en un estanque caerán miles de litros.
Esto mismo pasa cuando se busca colectar luz del espacio a través de telescopios, sea en forma visible (los colores del arcoiris) o en las regiones del espectro invisibles al ojo humano: las radiaciones u ondas de muy alta energía, como las X o gamma, o bien las ondas de radio, de baja energía y gran longitud.
El GTM captará microondas como si fuese un gran estanque, pero tendrá una resolución muy pequeña, es decir, permitirá diferenciar a dos objetos aparentemente cercanos. Gran parte de esto será factible gracias a sus componentes reflectores, formados por un espejo primario (la mencionada parábola) que a su vez enviará las señales a otros espejos secundario y terciario.
La parábola del espejo primario, comenta el doctor Mújica, estará formada por 180 paneles hechos de níquel electroformado y aluminio que cubrirán toda su superficie. Estos componentes tuvieron que fabricarse por completo en México, con tecnología propia. Además, requirieron nuevos sistemas de altísima precisión para alinearlos con un margen de error de 72 micras (que es el espesor de un cabello humano).
IMPACTO EN MÚLTIPLES ÁREAS
Con esas características y por estar localizado en un punto de gran altitud donde hay menos capa de atmósfera, así como poca humedad, el GTM permitirá observar objetos que se remontan muy lejos en el espacio y el tiempo, y que por ser "fríos" emiten radiaciones muy débiles, como gas o polvo en las nebulosas donde se forman nuevas estrellas y planetas, a miles de años luz de distancia.
Su campo de "visión" abarcará desde fenómenos ocurridos poco después de la Gran Explosión que dio origen al Universo, hace 13 mil 500 millones de años, hasta hoyos negros, galaxias o cuerpos celestes relativamente cercanos, como la constelación de las Pléyades, asteroides, los cometas o los planetesimales que forman el llamado Cinturón de Kuiper, en los confines de nuestro sistema solar.
En el terreno de la innovación, el GTM requirió sistemas de calibración, transmisión de datos, rotación y nuevos materiales que, según sus promotores, alentarán a las industrias metalmecánica, aeroespacial, automotriz, óptica y electrónica; además, apoyará la formación de recursos humanos.