La personalidad poco convencional de Bill Murray ha hecho que se maneje sin representante y le dedique bastante tiempo a la lectura de guiones.
Personaje enigmático y críptico, Bill Murray ha edificado su carrera con base en los contrastes. De cintas mediocres a películas de culto, de la explosión verbal y el ingenio a la parquedad expresiva, su peculiar talento lo ubica como uno de los actores más respetados en la actualidad.
Too many days to get lost.
Many, many people I’ve known got lost.
Bill Murray, Gorillaz
El trabajo que tuvo como caddie en un club de golf durante su infancia, le ayudó a desarrollar paciencia y disciplina. Acompañar desde un segundo plano a los jugadores le agudizó el sentido de la observación y le sirvió para comprender un poco más el comportamiento humano.
William James Murray, actor surgido del inagotable semillero de talento cómico norteamericano, el programa televisivo Saturday Night Live (SNL), encontró su vocación en la academia jesuita Loyola, en cuyas obras de teatro escolar participaba de manera regular. Sin embargo decidió estudiar Medicina en el Regis College de Denver, del cual sería expulsado luego de ser detenido por posesión de no pocos kilos de marihuana.
Tras su exitosa incursión radiofónica en el popular programa National Lampoon Radio Humor, Bill se unió al grupo de comedia Second City, de Chicago, e incursionó en la escena teatral neoyorquina de Off-Broadway, en donde fue descubierto por el conductor televisivo Howard Cosell, quien lo invitó a participar en su programa.
En 1977 ocupó el lugar que dejó Chevy Chase en SNL, reencontrándose con sus antiguos compañeros de la radio Dan Aykroyd, John Belushi y Gilda Radner. Inmejorable oportunidad para proyectar su talento en otras direcciones.
Entró al mundo del cine por una pequeña ventana al prestar su voz para una película de animación de bajo presupuesto; además participó sin crédito en una comedia fulastre que a la postre le significó que el realizador Ivan Reitman lo considerara como protagonista para Meatballs (1979). Con el mismo Reitman alcanzó la consagración popular gracias a Los cazafantasmas (Ghostbusters, 1984).
En los ochenta el acérrimo fan del equipo de béisbol de los Cachorros de Chicago participó en varios filmes, la mayoría de calidad muy cuestionable. Sin embargo consiguió trascender y hacer sentir su impronta, incluso en aquellas cintas en las que aparece en papeles secundarios.
HECHIZO DEL TIEMPO
Una década más adelante y luego del fracaso de la que hasta el momento ha sido su única incursión tras la cámara, No tengo cambio (Quick Change, 1990), el actor nacido en Wilmette, Illinois, patentó su rostro lacerado por el acné, inexpresivo y en donde la ironía no puede ocultarse, participando en producciones diversas y con directores interesantes. La comunidad cinematográfica comenzó de a poco a tomar en serio sus cualidades interpretativas.
En Hechizo del tiempo (Groundhog Day, Harold Ramis, 1993), comedia romántica sobre una persona condenada a vivir el mismo día una y otra vez, y en Perro bravo y Gloria (Mad Dog & Glory, John McNaughton, 1993) basada en el genial guión del novelista Richard Price, sobre un gánster que pretende triunfar de comediante, Murray cobró notoriedad.
Participó asimismo de manera breve pero sobresaliente en la biopic realizada por Tim Burton Ed Wood (1994), sobre la vida del llamado peor director de la historia del cine. De la mano de Wes Anderson protagonizó Academia Rushmore (Rushmore, 1998) inquietante ejercicio en el que Bill ofrece varios momentos de hondura dramática bajo el marco de su imperturbable rostro.
La personalidad poco convencional de este histrión ha hecho que, entre otras cosas, se maneje sin representante y le dedique bastante tiempo a la lectura de guiones, y a ser muy selectivo al momento de decidir en qué proyecto involucrarse.
FLORES ROTAS
“Me tengo que ir, pero no voy a dejar que esto se interponga entre nosotros, ¿está bien? Está bien”. La inaudible frase final que Bill Murray susurra al oído a una Scarlett Johansson captada en primer plano, al tiempo que clava su mirada nostálgica, en lontananza, fue el inmejorable colofón de Perdidos en Tokio (Lost in Translation, Sofia Coppola, 2003), una contundente muestra de arte con economía de recursos. Seis meses tuvo que esperar Sofia Coppola a que Murray respondiera acerca de su intervención en esta historia sobre la crisis de los cincuenta, la soledad y la falta de comunicación. En Perdidos... Bill alcanzó su techo. En su sempiterna inexpresividad encontró la inmejorable vía de expresión. La escena en el karaoke, interpretando More Than This de Roxy Music, es ya clásica.
Uno de los directores norteamericanos más interesantes de la escena indie, Jim Jarmusch, también adoptó a Bill Murray como su actor fetiche. Aparece en una de las viñetas de Café y cigarrillos (Coffe and Cigarettes, 2003) y es el protagonista de Flores rotas (Broken Flowers, 2005), comedia dramática beneficiada de la economía gestual y el inteligente sentido del humor de Murray, además de la visión sobria, contemplativa y reflexiva de uno de los realizadores más interesantes de los últimos años. Asimismo, el histrión nacido el 21 de septiembre de 1950, participó en el más reciente filme de Jarmusch Los límites del control (The Limits of Control, 2009), aunque en un rol secundario.
Para las nuevas generaciones de directores, Bill ha sido un referente. En 2009 Ruben Fleischer le rindió un pequeño homenaje en su ópera prima Tierra de zombis (Zombieland, 2009), desternillante divertimento y ‘revisitación’ a las películas de serie Z.
El reloj está punto de marcar las 12 horas. Bill Murray, el hombre cenicienta -como él mismo se define en su autobiografía- se prepara para ocultarse de la vista pública. Tictac, tictac. Volverá a su peculiar estilo de vida, enfundado en camisa hawaiana de manga corta, bermudas y sandalias. Tictac, tictac. En algún ‘cantabar’, de cualquier parte del mundo, se estará preparando para tomar su turno e interpretar con ese sentimiento con el que le cantó a Scarlett en Perdidos en Tokio: “Aparte de esto... ya lo sabes, no hay nada”.
Correo-e: ladoscuro73@yahoo.com.mx