EL INSTITUTO MEXICANO del Seguro social fue creado durante el régimen presidencial del general Manuel Ávila Camacho. Es sin duda uno de los pasos más avanzados en materia de salud pública, muy especialmente para la atención masiva de la población trabajadora. Se trata de una de las conquistas más importantes de la clase laboral que obtuvo la Revolución Mexicana de 1910 y específicamente la Constitución promulgada en 1917 a propuesta del distinguido coahuilense don Venustiano Carranza.
SU CREACIÓN ES en símismo un acto trascendente en la vida de este país. Su trayectoria a través de la historia ha tenido como es natural altas y bajas, pero de lo que no podemos dudar es de su exponencial crecimiento hasta el año 2000. Poblaciones grandes, chicas o medianas cuentan de una u otra manera con clínicas y centros de atención para sus derechohabientes, sin embargo sus servicios no son siempre como todos quisiéramos.
ESTO VIENE A COLACIÓN con motivo de las múltiples quejas que han presentado los usuarios adscritos a los servicios del instituto en la Comarca Lagunera muy especialmente en la ciudad de Torreón.
POR MENCIONAR algunas irregularidades, en la farmacia de la Clínica de Especialidades número 71, no existen las medicinas que recetan los propios médicos del Seguro. En la Clínica 66, los derechohabientes también se han venido quejando por no poder surtir sus recetas médicas.
Lo que está sucediendo en las farmacias de las Unidades de Medicina Familiar (UFM) del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), es el desabasto de medicamento.
EN ESTOS TIEMPOS de crisis generalizada, el IMSS debería ser uno de los apoyos más importantes para los mexicanos. Para eso se fundó y para ello el Gobierno Federal, los trabajadores y los patrones aportan las cuotas que prescribe la ley.
ES POR ELLO muy lamentable que sea en el último eslabón de la larga y compleja cadena que es la prestación de la medicina social, en donde falle de manera notable la institución.
DE AHÍ que es necesario que las organizaciones patronales y los sindicatos de trabajadores participen con más interés en la vigilancia del buen servicio del IMSS a sus derechohabientes, y de que las farmacias estén debidamente surtidas y la medicina se dé en tiempo y forma a los pacientes.
DEBEMOS PARTIR del principio que los servicios del IMSS no son de caridad o filantrópicos. Los usuarios tienen todo el derecho de exigir el mejor servicio, atención, cortesía y que surtan pronto sus medicamentos pues son ellos quienes pagan su sostenimiento.
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