Jóvenes Columnistas

El inminente fracaso de los juicios orales

Luis Carlos López Soto

Después de muchísimos años en que el sistema judicial mexicano ha preservado el procedimiento escrito, entró en boga en el país la implementación del juicio oral como la panacea, el descubrimiento del hilo negro, inclusive como la solución a todos los vicios del aparato judicial. Las reformas constitucionales del 2008, imponen a los Estados la implantación del sistema del juicio oral, para que inicie su funcionamiento en un plazo de ocho años.

El impulso vertiginoso del cambio, ha provocado la elaboración y publicación de material bibliográfico con estudios jurídicos por parte de connotados y destacados juristas e investigadores del derecho; tanto con aportaciones valiosas como críticas debidamente sustentadas al cambio judicial; los cuales varían desde la hipótesis de la intromisión del sistema judicial estadounidense; con el fin de que las firmas de bufetes de abogados norteamericanos puedan operar en el nuestro; cuya hipótesis de imposición es probable así como en su tiempo se nos impuso el odiado horario de verano.

El sistema de juicios orales fracasará si en las Instituciones de Procuración y Administración de Justicia no se fortalecen los principios de honradez, probidad, expedites y eficiencia, toda vez que si no mejoran, continuarán imperando los mismos vicios que han generado un sin número de injusticias y negligencias. Además, agregando la inseguridad que está rebasando a nuestras instituciones, por el crecimiento de la delincuencia organizada, el incremento del índice de corrupción, la carencia de ética por parte las autoridades, quienes no tienen interés en aplicar la justicia.

A pesar de que se pregona con insistencia que una de las ventajas del juicio oral, será que se aplicará el principio de inmediación, consistente en que el juez, personalmente dirigirá todas las audiencias en presencia del acusado; pero sabemos muy bien que en la practica, son los secretarios quienes levantan todas las diligencias y, no se duda que, por el actual clima de violencia que se vive, pronto se pugne por la implementación de los “jueces sin rostro” que imperó en países como Colombia y Perú, por lo que de no frenarse el clima de inseguridad, éste será un gran obstáculo para el funcionamiento de este nuevo sistema judicial.

Otro de lo factores en contra del sistema de juicios orales, es la acostumbrada designación de Jueces, Ministerios Públicos y otros funcionarios ligados con la seguridad Pública; en cumplimiento de compromisos políticos, cuando es indispensable nombrar a personas profesionales del derecho y comprometidas con la ciudadanía.

También observamos, como casos de relevancia nacional se politizan y se litigan en los medios masivos de comunicación (como los casos de la niña Paulette y la aprehensión de la hija de Alex Lora), en lo que suele resolverse por interés político y no mediante la aplicación de la legalidad y mucho menos por la Justicia.

Si no se fortalecen los principios de honestidad, probides, honradez, en aras de la impartición de una justicia pronta y expedita, de no escoger personal honrado y ético como funcionarios judiciales, policías, Ministerios Públicos; será prácticamente seguro que el nuevo sistema procesal de juicios orales fracase y otorgue más dolores de cabeza al Estado que el sistema judicial actual, que a pesar de sus deficiencias, funciona por la adaptación del personal involucrado en nuestro sistema judicial. También considero, que fracasará el nuevo sistema judicial de juicios orales si verdaderamente resulta ser una imposición de la política judicial de los Estados Unidos.

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