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El orgullo de ser payaso

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El orgullo de ser payaso

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ROBERTO ITURRIAGA

Israel Valle de Santiago, mejor conocido como el payaso "Rebotín", ha trabajado en cruceros y fiestas infantiles de la comarca por más de 20 años. "A veces, la gente se molesta cuando le pides un peso en sus coches, pero me siento feliz porque siempre hay alguien que te sonríe y te ayuda", comenta.

Rebotín efectúa a diario malabares con pinos en llamas sobre una escalera, sopla un silbato y recolecta dinero entre los coches en menos de 45 segundos, pues asegura saber el tiempo exacto que dura cada rojo del semáforo de Independencia y Colón.

 AGENTE DE TRÁNSITO Además de ser payaso, Israel eventualmente vende algunos productos como dulces y globos. "Uno tiene que mantenerse como pueda, ya me acostumbré a trabajar siempre", dice y asegura haber realizado hasta labores de agente de tránsito el lunes 6 de diciembre, cuando una falla en los semáforos del crucero donde se encontraba ocasionó un caos vial, y al percatarse de que no llegaba ningún elemento de vialidad decidió con su silbato controlar el tráfico de la zona. "Nunca lo había hecho, pero vi que todos los carros se amontonaban y podía pasar un accidente, por eso la hice de tránsito", platica el payaso, quien acepta esta anécdota como una de las más curiosas.

Israel ahora cuenta con 37 años de edad, vive con su esposa y sus 9 hijos en Sapioriz, Durango, sin embargo comenzó su vida en las calles de Ciudad Juárez, Chihuahua, sin la presencia de sus padres, a quienes asegura nunca haber conocido. "Viví solo, andaba de un lado a otro vendiendo cigarros, dulces y hasta boleando zapatos en las plazas", cuenta.

Junto con otros dos hermanos y algunos amigos, Rebotín decidió buscar fortuna en la Comarca Lagunera para intentar salir adelante, por lo que al terminar el sexto año de primaria arribó a Torreón donde al igual que sus compañeros se convirtió en payaso de crucero. "Mi hermano se quiso llamar Copetín, yo Rebotín y los demás que terminen en "tin" son los que llegamos hace 23 años a la ciudad".

Israel asegura que ser payaso significó un triunfo en su vida, pues durante su infancia en Juárez se tuvo que enfrentar a fenómenos como las drogas y el crimen, en los cuales nunca tuvo interés de participar por sus deseos de salir adelante. "Yo veía que mis amigos tomaban, se drogaban y a veces le robaban a la gente, nunca me gustó eso, preferí trabajar y ser honrado", dice mientras arroja gasolina sobre los ennegrecidos pinos con los que hace sus malabares.

 PADRE DE FAMILIA Y PAYASO

Una vez que se instaló de manera formal en los cruceros de la ciudad, "Rebotín" conoció a su actual esposa en alguna ocasión que visitó Sapioriz, lo que, según él, representó el fin de su etapa como persona solitaria. "Cuando me casé con ella me volví una persona todavía más responsable, ella me puso en mi lugar y me regaló a mis hijos", platica.

Israel hoy tiene 9 hijos, cuyas edades oscilan entre 2 y 18 años, los cuales asisten sin excepción a la escuela, y aunque acepta que ser payaso es algo entretenido y noble, prefiere que sus hijos estudien alguna carrera en el futuro. "Si alguno de ellos quiere ser payaso, pues adelante, pero que lo haga como un pasatiempo, porque hoy la vida está muy difícil y no quisiera que pasaran por los mismos problemas que yo".

Hoy Rebotín actúa en fiestas infantiles y eventos de cualquier tipo, animando a los presentes con sus malabares, chistes y show de globos. "El dinero que me dan en un evento lo uso para comprar globos, maquillaje y vestuario, a veces nos quedamos sin comer".

Sin embargo, a pesar de las dificultades económicas por las ha atravesado Israel, se dice feliz con lo que hace y agradecido con la vida, pues alegrar es un trabajo "noble", "yo me siento orgulloso, porque cualquiera en mi lugar se hubiera hecho delincuente, yo me gano la vida honradamente y se siente muy bien".

En el futuro Israel espera sacar a sus 9 hijos adelante y darles una carrera profesional, además de que confiesa seguir enamorado de su esposa con quien piensa poner un negocio algún día. "Rebotín va a existir mientras tenga fuerzas, mi sueño es poner un negocio con mi esposa y sacar adelante a mis hijos, quisiera verlos como arquitectos o licenciados", platica.

Una vez que el verde se pone en el semáforo, uno de sus hijos le coloca la escalera, al sonido del silbato Rebotín realiza malabares con pinos encendidos y una sonrisa como maquillaje.

 ISRAEL VALLE DE SANTIAGO

Payaso "Rebotín"

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