Se ha alborotado la gallera. En este momento nadie duda que se haya abierto el fuego amigo, contra todos y contra ninguno. Un acuerdo, que se mantendría en secreto entre diversos personajes de la política nacional trajo consecuencias, ¿quién lo iba a adivinar?, que al acusarse de incumplimiento se convirtiera en una poderosa bomba cuyas consecuencias aún se ignoran.
Se trataba de un convenio de colaboración entre dos partidos con evidentes diferencias ideológicas, que en un principio tenía como finalidad la de armonizar esfuerzos y que al transcurso de los días se ha convertido en un arma letal para los calefactos. Se pactó, entre los que lo suscribieron, que el asunto no se haría público, esto es, se mantendría la confidencialidad del mismo. Se trataba de proteger los intereses políticos del actual gobernador del Estado de México, dijo el dirigente del PAN, al convenirse que no habría alianzas entre partidos en esa entidad. A cambio el PRI se comprometía verbalmente, agregó, a sumarse a la aprobación de un alza de impuestos.
La bancada del PAN, ante el anuncio del pacto, manifestó por conducto de su coordinadora Josefina Vázquez Mota que desconocía los acuerdos, enterándose casi al mismo tiempo en que lo supo la ciudadanía. Mientras, el Comite Ejecutivo Nacional del propio PAN cerró filas en torno a César Nava brindándole apoyo.
Hasta aquí lo que todo el mundo político ya sabe. Lo que cualquiera se pregunta: ¿es esto indicativo de una falta de control dentro del PAN? Nadie que esté enterado de las cuestiones políticas ignora que César Nava obedece las órdenes que dimanan de Los Pinos. Si rubricó el convenio de colaboración lo hizo con el consentimiento del mandamás. Si en un principio negó haber negociado lo que negoció, se debió sin duda a que así le dijeron que lo hiciera. Lo mismo pasó con el secretario de Gobernación cuya firma aparece signando al calce del documento como testigo de honor, el 30 de octubre pasado.
En ambos casos y dado el cariz que tomaron las cosas sería muy aventurado señalar que todos los firmantes obraron con torpeza al elaborar un documento que a la postre podía convertirse en una prueba de cómo se las gastan los políticos cuando le dan rienda suelta a sus ambiciones.
Lo interesante sería saber ¿a qué le teme el PRI para atreverse a pactar de la manera como lo hizo? ¿por qué por escrito?, aunque ahora trata de desconocer su obligación el gobernador del Estado de México, porque en el documento no dice nada sobre que convino votar favorablemente la ley de ingresos. Cabe hacer notar que desde el inicio de su redacción se anota que es un convenio, luego es obvio que las dos partes acordaron por voluntad propia crear derechos y obligaciones que incluyen a ambos, pues sería tonto pensar que se conviene a favor de una de las partes en tanto ésta no se obliga a nada.
Si nada más una de las partes se obliga, no sería un convenio sino una declaración unilateral de voluntad. Muy listos de no anotar por escrito a qué se comprometían los del Estado de México, pero no obstante dejaron la cola de fuera.
Tiene razón el joven César Nava, tan la tiene que ahí aparece el secretario de Gobernación, testificando que el hecho ocurrió tal como se consigna en el documento y un poco más. Declara Fernando Gómez Mont que fue un acuerdo honrado, Si antes había que cuidarse de lo que se decía, ahora con mayor razón. La tortuosidad está a la orden del día.
No tengo la menor duda de que hubo un pacto. A raíz del cual se firmó un documento, que al alza de impuestos le seguiría evitar alianzas políticas contra el PRI en el Estado de México. El líder panista aseveró que se hizo una petición expresa del gobernador priista para impedir una alianza opositora al PRI en las elecciones locales y a cambio sería aprobado íntegro el paquete fiscal enviado por el Gobierno calderonista al Congreso.
De ser cierto el asunto, tendríamos a un aspirante que ya es candidato, que ya manda como Presidente o cuando menos eso se cree él. El hacer un trato que comprendía que los senadores aprobarían una ley era de lo más riesgoso pues los senadores no son sus incondicionales que nomás estarían esperando les digan por dónde ir. Dice César Nava que las mentiras son ahora con copete y gel. El periodista Ricardo Rocha en su columna Detrás de la Noticia, del periódico El Universal del día 9 del mes que corre, pág. 2, número 33739, escribe sobre la tragicomedia de Los Pinochos, dice en su parte relativa: "Casi casi los estoy viendo. Doña Beatrice, don Cesare, don Fernandone y el consiglieri de don Enrico il Copeti di tutti Copeti. Todos con sus aires de perdonavidas haciendo un contrato... tragando sapos sin hacer gestos... para que semanas después les crecieran las narices... pero basta de farsas. La tragicomedia del pacto no es un asunto sólo entre ellos. Le compete a la nación."
Sí, lo dicho, el pacto secreto o quizá clandestino, se ha vuelto un arma letal para los que aspiran y suspiran.