El hambre de triunfo llevó al límite a Octavio García, al realizar los molinetes y el cambio de perfil con los pitones muy cerca del muslo. (Agencia Reforma)
Triunfos fuera del guión, pero no por ello menos emotivos, fueron los conseguidos por Octavio García "El Payo" y Eulalio López "Zotoluco" en la inauguración de la Temporada Grande de la Plaza México.
Después de que el encierro de San José fue tan malo como buena la disposición de los tres matadores y la afición que casi llenó los tendidos, los mexicanos rescataron la tarde con dosis de dramatismo en un par de toros de regalo.
Salvo breves momentos de lucimiento del "Zotoluco" y Enrique Ponce con sus respectivos primeros enemigos, la corrida "original" transcurría sin pena ni gloria.
Sin embargo, cuando muchos aficionados abandonaban la plaza por la escasez de emociones, el torero de Azcapotzalco inició la insurrección contra el tedio.
Molesto porque había logrado muy poco en su regreso a la México luego de casi cuatro años de ausencia, el "Zotoluco" aprovechó que en los corrales había ejemplares de ganaderías distintas a la de San José para regalar el primero de la gélida noche.
Del hierro de Jorge María, "Insurgente" favoreció el estilo del torero, pues rebelde y peligroso de inicio, terminó sometido por una muleta poderosa que logró varias series de largos muletazos, una de ellas rubricada con un extraordinario cambio de manos. La estocada ligeramente caída provocó que el juez sólo le concediera una oreja.
Encendidos nuevamente los ánimos, "El Payo" inició la faena del octavo, de Santa María de Xalpa, con un par de arriesgados pases del péndulo. Después de uno de ellos fue prendido, golpeado y enviado a la enfermería, de la cual volvió mermado aunque dispuesto a terminar su labor.
Aunque el queretano abrevió, un estoconazo valió para recibir dos orejas, que ni siquiera pudo presumir porque se retiró del ruedo sin dar la vuelta como consecuencia de la golpiza.
Triunfador
"El Payo" brilla en la México:
n "Ilución" (sic) no perdonó al "Payo". Lo prendió de la pierna derecha, luego en la axila izquierda para darle una vuelta y dejarlo herido.
n Tras cinco minutos en la enfermería y un primer aviso de sus allegados de que no volvería al ruedo, regresó con la montura de un valiente.
