La semana pasada, los introductores de ganado de la Ciudad de Torreón hicieron una interpelación pública a las autoridades, en la que reclaman el mal funcionamiento del Rastro Municipal.
En la publicación que apareció en diversos medios impresos de comunicación, los inconformes hacen una breve relación del desarrollo de la instalación de referencia, que de haber funcionado de modo satisfactorio en el pasado, en la presente administración ha caído a niveles que consideran lesivos para los intereses de la comunidad torreonense.
Resulta pertinente recordar que en tiempos del alcalde Mariano López Mercado, el mal funcionamiento del Rastro Municipal propiciaba la matanza clandestina de cabezas de ganado y las gráficas en las que aparecían restos contaminantes de animales sacrificados por el rumbo de la carretera al poblado Mieleras, aparecían con frecuencia en la página roja de los diarios locales.
Con la llegada del Doctor Salvador Jalife como Presidente Municipal, el nombramiento del Doctor Alfonso Garibay Caldevilla como Director del Rastro marcó el inicio de una nueva era para esa instalación de servicio público. El breve lapso de esa administración substituta, no fue suficiente para consumar un cambio positivo, debido a diversos intereses creados que se opusieron a un mejoramiento ágil y expedito.
A la llegada del Licenciado Jorge Zermeño Infante a la alcaldía, el proyecto del anterior ayuntamiento fue recogido con un sentido de continuidad digno de reconocimiento que conservó tanto el proyecto inicial como a quien lo había concebido y propuesto, el Doctor Alfonso Garibay, quien fue ratificado para el cargo y gozó de todo el apoyo de aquella administración.
Hubo que empezar por el desalojo de algunos introductores que se había apoderado del edificio como si fuera negocio de su propiedad, cosa que estuvo a cargo del Contador Javier Gutiérrez Pesquera, a la sazón Director de Seguridad Pública.
Una vez desalojado el inmueble, a costa de una gran inversión se hizo una transformación de las instalaciones con el objeto se satisfacer los requisitos establecidos por la norma TIF, lo que obtuvo para el Rastro de Torreón el reconocimiento como Rastro Tipo Inspección Federal, para satisfacer tanto la eficiencia en la prestación del servicio, como la calidad de productos cárnicos de primera, destinados a surtir el mercado de nuestra ciudad.
Este logro conseguido desde hace más de doce años implicó además de la prestación de un servicio público de excelencia, la generación de dinero suficiente para amortizar la inversión inicial y cubrir los gastos de operación y mantenimiento.
El alto nivel se conservó gracias a un esfuerzo continuo de reinversión en el marco de una dinámica de alternancia en el ejercicio del poder hasta nuestros días, en que la protesta de los usuarios nos hace saber que la calidad del servicio que fue un orgullo para nuestra ciudad, se ha colapsado en virtud de la falta de cuidado de quienes están obligados a mantener la calidad en el servicio.
La protesta de los introductores está dirigida no sólo al alcalde Eduardo Olmos Castro sino al propio gobernador Humberto Moreira Valdés, a quien los torreonenses vemos como el promotor político del actual proyecto de administración municipal, que a pesar de haber iniciado hace casi siete meses, navega sin rumbo.
Hasta el momento de escribir estas líneas ni el Gobernador ni el Presidente Municipal han dado respuesta a la reclamación hecha por los introductores de ganado. Lo menos que esperamos de las autoridades interpeladas es contestar rindiendo un informe sobre el estado en que recibió el Rastro la actual administración municipal y proponer de cara a la ciudadanía, un plan de trabajo e inversión que mantenga la calidad del servicio en el nivel en que los torreonenses se merecen.
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