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El Rockstar de la música de Cámara

Horacio Franco rompe patrones para acercar la música clásica a los jóvenes

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Yohan Uribe

Si en algo coinciden los principales músicos, críticos especializados y directores de orquesta en México, es que la genialidad del flautista Horacio Franco, va más allá del mero del virtuosismo. Infractor de toda regla que pueda caracterizar a un músico de cámara, el flautista mexicano es por excelencia un destructor de formas dentro y fuera del escenario; además para el heredero de la flauta del dios Pan, ser mexicano un motivo de orgullo.

Con un particular estilo que más bien lo acerca a un rockstar, Horacio Franco es uno de los pocos interpretes en México, que jamás tiene una sala de concierto vacía. Posmoderno en la conquista de públicos, clásico y celoso en formas y técnicas, constructor de una identidad interpretativa (lo que los expertos llaman estilo), pero también un acróbata que se ha encargado de desbaratar muchos mitos sobre la música clásica.

urbana: ¿Cómo un hombre que se brinca los convencionalismos sociales, es tan purista en la interpretación de la música barroca por ejemplo?

franco: Sí pero eso es por una razón muy específica. Toda la música tiene un entorno sonoro por el cual fue creada, es decir la música pop, el rock, el reguetón mismo, tienen un entorno sonoro, una imagen para las cuales fueron pensadas, tan es así que la música de Brahms, de Hendel o de Bach, tiene un entorno o una imagen sonora que no es que se deba respetar, son así porque es su entorno, es como cuando hablamos español, hablamos español porque no hablamos inglés, la imagen sonora es como un idioma e interpretar la música clásica o la barroca, lo podemos hacer en una iglesia, al aire libre o donde sea, siempre y cuando guardemos las formas del entorno.

: ¿Quieres acercar a los públicos jóvenes a la música de cámara con tu personalidad, el look de estrella de cine, la ruptura de esas normas del tradicional músico?

F: Para mí esto ha sido una ventaja, nunca muestro a la música clásica con una imagen que no le pertenece, que siento que además nunca le perteneció, que nunca fue así.

Por ejemplo, la música barroca que se tocaba en un entorno de la corte o un entorno solemne no era para que el público se quedara callado escuchándola, es decir el fenómeno musical barroco o del periodo anterior renacentista, o el medieval también, eran músicas que sus públicos no estaban dispuestos a pagar por escucharlas, eso empezó apenas en el Siglo XIX, es ahí donde se estereotipa el concepto de concierto de clásico, donde la gente vestida de una manera va a escuchar interpretes sobre el escenario vestidos de una manera y tienes que guardar un silencio sepulcral.

: ¿Es un modelo caduco o vigente el del Siglo XX?

F: De ese modelo salen digamos algunas “Reglas de conducta”, como no aplaudir entre movimientos, cada entorno tiene su razón de ser, pero si la gente me aplaude entre movimientos pues le doy las gracias y continúo, no pasa nada.

Ahora que precio estamos dispuestos a pagar los artistas por querer extender este tipo de arte a los jóvenes, pues tenemos que sacrificar esos escenarios sacrosantos de la sala de concierto, de conocedores, donde finalmente el único público que va y la consume es un público ya mayor, un público que además dice entender la música, lo cual a mi me revienta un poco el hígado porque la música no la entiende sino el músico, el público la siente, le gusta o no, la configuración arquitectónica de la música es solamente comprensible para el músico.

Nosotros vamos a dar un mensaje que lo tratamos de hacer lo mejor posible, un mensaje emotivo, emocional. Por eso yo me aparto de esos cánones porque no toco música del Siglo XIX, no me interesa y no me apasiona.

La música como lenguaje universal debe ser propicia para presentarla en cualquier tipo de recinto, siempre y cuando tenga las condiciones que se necesitan, para ello puedes amplificar y recurrir a herramientas.

El virtuosismo del flautista mexicano Horacio Franco ha hecho que compositores como: Karl Bellinghausen, Sergio Cárdenas, Michael Wolpe, Eugenio Toussaint y Eduardo Soto Millán, entre más de 30, hallan compuesto obras especialmente para que fuesen dirigidas por Franco, quien recuerda que en su infancia las condiciones económicas de su familia que lo alejaron del piano (por su costo) lo destinaran al instrumento que le entregaron los dioses al carnero, la flauta.

U: ¿Rompiendo estructuras la música deja de ser una manifestación para apreciar solamente?

F: Sí, porque para mí la música es un arma social que no se puede quedar en el simple estado de una arte que sirve solamente para decir ideas de compositores vivos o muertos. Es decir yo creo que el fenómeno musical sí transforma a las personas a partir de un contexto más socializado, en primer lugar de hablar en los conciertos, de acercarse al público, decir qué estas presentando, eso puede modificar como lo ve a uno la sociedad.

Yo creo que el estancamiento, que sucede mucho en Estados Unidos y Europa, donde el público se les está muriendo de viejo, es porque no han sabido capitalizar la importancia o la posibilidad de posicionar a la música clásica dentro de una cadena productiva dirigida a gente más joven.

U: ¿Cómo modernizar ese concepto en la música de cámara?

F: No lo van hacer con la misma etiqueta que dan ahorita, con el mismo sello que lo han hecho hasta ahora, por la competencia de eventos musicales masivos que venden fusiones de música, que puede ser bueno o no, la música clásica puede ser buena o mala, el rock puede ser bueno o malo, hay reguetón bueno y malo, no cuestiono, pero sí el entorno de la música clásica es muy limitado, yo creo que en México lo que hago es tratar de quitarle ese mote de música elitista para una minoría disque “entendida”.

U: ¿Te gusta experimentar con lo contemporáneo?

F: Sí claro, he hecho mucho además, el año pasado estrené obras de ocho compositores menores de 35 años, para un proyecto del Cervantino con música electrónica. Obviamente yo estoy en todos los moles (ja, ja, ja), este año voy hacer uno con jazz. Grabé un disco en Chiapas con unos indígenas que tocan marimbas y percusiones, para mí la música no es más que una manera de vida.

En este 2010, al que le restan un par de meses, Horacio Franco tiene compromisos para visitar cuatro países, dar más de 50 conciertos y dirigir cerca de tres proyectos, sin embargo durante su visita a La Laguna, se dio tiempo para platicar con los lectores de Urbana y manifestar su cariño a esta tierra:

H: “Yo siempre vivo pendiente de las noticias de Torreón, porque hace como 15 años fui de los primeros solistas invitados a dirigir esa extraordinaria orquesta que encabeza el maestro (Ramón) Shade, por eso los invito a que respiren (se alejen) de lo malo a través de la música y la cultura”.

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