Como me dijo un querido amigo: Apenas estábamos terminando de llorar la muerte de Olga Guillot, cuando se nos muere Roberto Cantoral.
Con él se va una parte importante del México de nuestro tiempo, porque ¿quién no recuerda a un gran amor con "Reloj"; ¿quién no bailó acurrucado con "El Triste"; o quién no cantó alguna vez "La Barca"?
Cantoral cubrió una época muy importante en mi vida. Porque varias veces, el "Reloj", me ha recordado las dolorosas partidas ante un amor.
Debo precisar, sin embargo, que esa canción Cantoral se la escribió a una mujer, pero esa mujer era su madre; y lo hizo mientras estaba en la sala de espera del hospital en que falleció la noche que la compuso. No obstante ello, a nosotros nos recuerda otro tipo de separaciones.
Duele separarse de la mujer amada, pero debe doler mucho más cuando se sabe que no se le volverá a ver nunca.
"El Triste", es otra canción que nos recuerda también duras separaciones. "Qué triste fue decirnos adiós, cuando nos adorábamos más, hasta la golondrina emigró, presagiando el final".
Eso es poesía pura. Otra de las cosas que las canciones modernas no tienen ya.
Es raro leer actualmente poesía. Creo que la razón básica es que no es comercialmente redituable. Hoy, quien escribe poesía lo hace para sí y porque la poesía atormenta su mente y si no la escribe no descansa.
Cuentan que Carlos Gardel, cuando compuso ese hermoso tango: "Por una cabeza", terminó de escribirlo a las cuatro de la madrugada y a esa hora le habló a su arreglista para decirle gritando: "La tengo, la tengo".
A veces es difícil decir "adiós" y acabar con una relación. Pero el amor conlleva decepciones y quien no quiera decepcionarse no debe jamás enamorarse.
Por ello, también en "La Barca", Cantoral deja impresa una huella común en muchas relaciones amorosas. "Dicen que la distancia es el olvido, pero yo no concibo esa razón, porque yo seguiré siendo el cautivo de los caprichos de tu corazón".
Hay amores que a la distancia se acrecientan y aunque uno quisiera estar siempre con la mujer amada, la distancia crea vínculos más fuertes ante la imposibilidad de estar siempre con el ser amado.
Hay canciones que dicen todo aquello que uno hubiera querido decirle a la mujer amada; y entonces uno las usa para transmitir lo que siente en un momento determinado.
Es un poco como lo que el cartero le decía a Neruda cuando éste lo acusaba de haber robado sus poemas y entregado a Beatriz: "La poesía (como las canciones), no es de quien las escribe, sino de quien las necesita".
Las canciones románticas viajan por el mundo, vuelan con el viento y se depositan en los corazones de los enamorados.
Una sola canción puede hacer que surja un gran amor o puede fortalecer uno ya existente, aunque también las hay para manifestar desprecio, como "la chancla", pero ahora no es el caso de analizar esas canciones.
Se están yendo los grandes compositores mexicanos y no hay en realidad, quien los sustituya.
No hay ahora un Lara o un Cantoral, pero sus canciones permanecen, porque son atemporales, y porque se refieren a sentimientos humanos que invariablemente serán los mismos.
Yo no quiero que muera el romanticismo, pero los tiempos y las costumbres cambian y hasta los lugares a donde acudía uno para contratar a los tríos han desaparecido.
Todo desaparece, todo envejece, todo se esfuma como la bruma; todo se torna cursi y decimonónico, pero el corazón sigue siendo el mismo y ése siempre duele.
No obstante ello, no debemos tomar tan en serio la vida, porque como dice Woody Allen: "Nunca saldremos vivos de ella".
Yo crecí con la música y la sigo amando. No importa qué clase de música sea. Aun la ranchera me hace vibrar y me trae recuerdos imborrables. Por un motivo a por otro, pero así es, como en el caso de aquella que dice: "Mi gusto es y quién me lo quitará...".
Tal vez, los jóvenes de hoy serían mejores si en la escuela les impartieran clases de poesía. Si se les enseñara a apreciar a los románticos y aun a los trágicos.
Alguna vez, Jaime Sabines, se preguntó: "De qué sirven los poetas"; y él mismo se respondió: "Sirven, como el mito de Sísifo, para subir la roca que ha de caerse, para sacar la flor de las cenizas, para arrojar del corazón del hombre el desencanto".
En efecto, el poeta vive entre esos dos mundos que son el amor, el romanticismo y el desamor, la desilusión o el recuerdo del tiempo pasado.
Sin embargo y con todos sus asegunes, creo que el romanticismo debe permanecer, porque nos hace mejores personas, mejores seres humanos y de alguna forma, superamos las tristezas, los malos recuerdos y el desamor.
No puedo concluir estas líneas sin hacer un breve comentario a la disputa que se generó entre los ministros de la Suprema Corte, el Jefe de Gobierno del DF y el cardenal Juan Sandoval Íñiguez.
El debate lo han querido centrar, los defensores del cardenal, en su derecho a la libre manifestación de las ideas, pero la controversia no está ahí.
El señor Sandoval tiene todo el derecho a exteriorizar sus pensamientos, a lo que no tiene derecho es a formular imputaciones calumniosas o a acusar de corruptos a los ministros, sin mostrar las pruebas que dice tener.
La acusación es grave y evidentemente causa un daño moral, por eso Marcelo Ebrard ya formuló la demanda correspondiente.
Si el cardenal tiene pruebas que las exhiba y exhiba a los ministros; pero si carece de ellas o todo es una balandronada de las que acostumbra para llamar la atención, el tiro le saldrá por la culata.
La ley es la ley y la Suprema Corte es la máxima autoridad en la impartición de justicia. Lo extraño es que todo el Episcopado salió en su defensa, como para decirle al Jefe de Gobierno y a los ministros: Con la Iglesia se han topado.
Ojalá que la demanda instaurada por Ebrard y la que puedan enderezar los ministros llegue al final. Para ver si con eso el cardenal piensa antes las cosas y no sólo abre la boca y se va de la lengua.Todo mundo tiene derecho a decir lo que piensa; pero como decía un amigo mío: "No me molesta lo que me dices; lo que ofende es el retintín (la forma de decirlo)".
Por lo demás, "Hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de Su mano".