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El Saltapatrás

GILBERTO SERNA

Lo que dijo el diputado federal Ariel Gómez León, acerca de que el pueblo haitiano abusa de su calidad de damnificado a partir del sismo que destruyó la ciudad de Puerto Príncipe, debiendo marcarse a cada uno de los que piden ayuda con un crayón, para evitar que reciban donaciones dos veces, puede que fuera una idea apropiada si no fuera porque hizo el señalamiento acompañado de risotadas de los que le escuchaban en la cabina de una difusora, de la que es locutor, añadiendo que la tiza debería ser blanca, ya que de otra manera no se notaría dado que los afectados son de piel negra. Eso le dio a su propuesta un sentido peyorativo, que no debió ser pareciendo que se solazaba en la desgracia de un pueblo que sufre además la pérdida de seres que perecieron durante la sacudida de tierra. Lo que quiso ser gracioso se convirtió en un comentario ciertamente vulgar, fuera de contexto, cuando las naciones en el mundo entero se solidarizan con la desgracia del pueblo haitiano.

Días después trató inútilmente de justificarse. Dijo que teniendo un programa de radio, no había el propósito de hacer esos comentarios al aire, habiéndose quedado, por un descuido, los micrófonos abiertos. Aduciendo que era una broma de las que acostumbra con frecuencia sin pretender hacer escarnio de los haitianos. Que su hermana y su padre son morenos. En ese momento reconoció que lo que había dicho fue más allá de un simple comentario jocoso, pues reconoció que también acá, en nuestro país, somos un pueblo que por su mestizaje puede sentirse ofendido. El tirar piedras al tejado del vecino puede ser peligroso cuando tenemos techo de vidrio en nuestras viviendas. Lo que dijo puede ser considerado insulso si no fuera porque con sus palabras estaba exacerbando los ánimos de gente que ya tiene bastante con sus padecimientos para preocuparse por contestar las frases despectivas de un merolico, parlanchín y hablador, que no tiene conciencia de que la tez oscura no le quita a la gente su carácter de ser humano.

No se crea que está solo. Desgraciadamente estos ejemplares abundan. Estamos rodeados de aristócratas que presumiendo de un rancio abolengo se viven denostando a la raza mexicana a la que no la bajan de indios patas rajadas. La consideran inferior en una escala que han diseñado a partir de que se sienten de sangre pura, esto es, que por azares del destino posiblemente no se han mezclado. Esto es lo que hace que no estemos cohesionados, que se viva en un país del que repudian a sus gentes por el simple hecho de no compartir el mismo color. Tenemos que aprender a convivir con respeto y en igualdad de oportunidades. Las televisoras se han encargado de hacer una separación donde la muchacha de familia es de ojo verde, mientras las mujeres a las que se pinta de aspecto humilde, resultan simplemente hijas del pueblo. Hay una separación racial que contamina hasta en los niños. Hay colegios en que se enseña que la raza morena es inferior, con lo que se logra que volvamos a empezar una larga carrera para encontrarnos envueltos en las reglas que existían en los tiempos de las castas.

Sin duda que nuestros prejuicios surgen de los días de la Colonia, siglo XVIII, en que los mestizos no eran totalmente aceptados por los españoles o por los indígenas. La Corona permitía que los mestizos fueran educados como caballeros y damas, pues se consideraba humillante que un hijo de español fuera educado entre los naturales. La mayoría de los mestizos eran considerados como gente vil, negándoseles el derecho de ocupar cargos reales y eclesiásticos. Esto provocó que los mestizos se convirtieran en un factor de inestabilidad al no tener un lugar definido en la sociedad de aquel tiempo. Su calidad de ambiguos hizo que fueran rechazados tanto por los indígenas como por los españoles. A las personas que fueron producto de mezclas de distintas razas se les denominó castas. Al no poderlos ubicar dentro de algún grupo racial eran negados y discriminados por españoles e indígenas. Esto viene a colación por las palabras del diputado federal que no ha aprendido que en boca cerrada no entran moscas, dentro de la clasificación racial, dado que el diputado dice que tiene parientes morenos se debe concluir que en la mezcla, le correspondería ser el saltapatrás.

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