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EL SÍNDROME DE ESQUILO

ROSITA ALVÍREZ DERROTA A MICKEY MOUSE

VICENTE ALFONSO

El jueves fui a una lectura de Daniel Sada en un pequeño centro de lectura en la colonia Condesa. Sada tiene una biografía peculiar: nació en Mexicali, se crió en Sacramento, Coahuila y hoy radica en el DF.

En algún momento, el autor dijo que le había marcado el hecho de nacer en la frontera con Estados Unidos y luego haberse mudado al desierto, pues la ciudad que más veces visitó durante su infancia fue Disneylandia: "Crecí pensando que todas las ciudades eran así".

Esa misma tarde, el autor de novelas como Casi Nunca y Porque Parece Mentira la Verdad Nunca se Sabe, leyó un cuento inédito basado en el corrido de Rosita Alvírez.

El texto, que forma parte de un libro que será publicado en mayo, recrea paso a paso la tragedia ocurrida en Saltillo en el año de 1900, aunque hay historiadores que aseguran que en realidad Rosita murió en San Pedro de las Colonias. Vaya usté a saber.

En todo caso, no es la primera vez que Coahuila forma parte de la narrativa de este autor: varias de sus novelas tienen como contexto el pueblo de Sacramento, Coahuila, donde se desarrolla la acción. Y muchos de sus cuentos tienen como escenario poblaciones de nuestro Estado: Nadadores, Charcos de Risa, el propio Torreón. Por si eso fuera poco, su volumen de cuentos Registro de Causantes fue reeditado recientemente dentro de la colección Siglo XXI Escritores Coahuilenses.

Llama la atención que el cuento sobre Rosita Alvírez está armado con versos de ocho sílabas. No se trata, por supuesto, de una novedad en la obra de Sada, que ha construido novelas completas usando como unidad las ocho sílabas, aunque con dispuestas en forma de prosa. Lo que sí es novedad es que en puntos clave de su cuento, Sada intercala frases extraídas del corrido que todos conocemos, por ejemplo: "mamá, no tengo la culpa/ que a mí me gusten los bailes" o "Rosita no me desaires/ la gente lo va a notar/ Pues que digan lo que quieran/contigo no he de bailar".

Al cruzar comentarios con los asistentes, Sada lamentó la incapacidad que tenemos hoy en día para concentrarnos. No podemos concentrarnos en nada, dijo el escritor. Ni en el estudio, ni al ver la televisión, ni siquiera en el sexo. Vivimos dispersos, saltando de una actividad a otra, de una tarea a otra sin ningún sistema. Y eso se nota en el poco rigor y en el poco empeño que ponemos en concluir los proyectos. Vivimos inmersos en un mar de estímulos que nos impide enfocar nuestros esfuerzos en un solo proyecto.

Cuando la charla estaba a punto de terminar, vino el cierre que ensambló varias ideas como si se tratase de un rompecabezas...

Una chica le preguntó qué significaba el desierto para él. "En el desierto no hay nada", dijo Sada: "trato de ir mucho allí, a los desiertos del norte, porque allí me siento lejos de todo, como si la vida estuviera ocurriendo en otra parte. Y ante el vacío nace la necesidad de crear".

Me gustó escucharlo. Me gustó la victoria de Rosita Alvírez sobre Mickey Mouse.

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