Durante la nochevieja de 2009, un amigo me comentó que al pasar por una plaza comercial le habían regalado cinco o seis títulos publicados por la Dirección de Cultura de Torreón durante la pasada administración: libros de Jaime Muñoz Vargas, de Julio César Félix, míos... "Los regalaban a quien pasaba", comentó mi amigo, quien tuvo la impresión de que la consigna era vaciar las bodegas para entregarlas vacías a los nuevos funcionarios.
Olvidé el episodio hasta el pasado fin de semana, que estuve de visita en La Laguna. Tenía en mi lista de pendientes conseguir la novela Más Allá del Desierto, de Yolanda Natera, recién publicada por el Icocult dentro de su colección La Fragua.
Tras mucho buscar en librerías, tuve que darme por vencido: regresé al DF sin la novela de Natera, de quien me confieso asiduo lector.
Imagino que varios compatriotas habrán pasado por el mismo trance: saben que el libro existe, que se publicó no hace mucho, pero no pueden conseguirlo.
Sin ir más lejos, en la misma semana Nadia Villafuerte me pidió que le consiguiera algún título de Carmen Ávila, narradora y poeta de Saltillo. Tampoco pude hallar en La Laguna un título de ella (de quien recomiendo Mercedes del 63). Supongo que los libros están embodegados. La próxima nochevieja estaré muy pendiente para ver en qué crucero los regalarán.
Sé que en el Estado se hacen muy buenas publicaciones. Tan buenas, que ganan lectores más allá de las fronteras estatales (basta ver la edición de obras de teatro de Jesús González Dávila que recién lanzó el Icocult: de primer mundo, o la colección La Fragua, por ejemplo, donde destaca El Cuerpo Incorrupto, de Marina Herrera y el libro que ya mencioné de Carmen Ávila; están además Miel de Maple, de Miguel Báez y Ojos en la Sombra, de Jaime Muñoz Vargas, publicados dentro de la colección Escritores Coahuilenses Siglo XXI, de la Universidad Autónoma de Coahuila).
Sé que de muy poco servirá esta lista de recomendaciones si no se trabaja para garantizar que los libros encuentren a sus lectores. Más como lector que como autor, llamo a las autoridades a que le entren con el último jalón a la tarea editorial: de poco sirve publicar sin distribuir. Embodegada, la obra de un autor entra en coma o peor aún: es amordazada.
Entre los espacios que en La Laguna tienen áreas destinadas a la literatura hecha en nuestra tierra están la Librería del Fondo, el Icocult mismo, el café Punto y Aparte, y una tienda departamental que está donde se cruzan más de tres caminos, además de las bibliotecas públicas.
Sugiero contemplarlos como puntos de distribución obligados. Por cierto, si alguien tiene Más Allá del Desierto, de Yolanda Natera, le agradeceré que me la preste.
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