En estos días comenzó a distribuirse gratuitamente, en las estaciones del metro del DF el libro "¡Buen Viaje! (Décimas, sonetos, octavas y liras para niños)", de Jesús Antonio Rodríguez, alias Frino.
El volumen forma parte de la colección literaria "Para Leer de Boleto en el Metro", y su presentación tuvo lugar hace exactamente una semana en la estación División del Norte, de la Línea 3 del sistema de transporte masivo.
¡Buen Viaje! busca acercar a los niños a la poesía a través del juego con la palabra: los menores, y también los adultos, tienen la oportunidad de interactuar con algunos de los personajes que habitan la iconografía del metro: unos Indios más bien Verdes, atléticos canguros y sonámbulos camarones dialogarán con don Miguel Hidalgo, Zapata y una palmera que se aburre de estar Xola.
¡Buen Viaje! contiene las resonancias propias del arte popular (el octosílabo, la décima espinela, la glosa) y del endecasílabo, métrica preferida por poetas como Sor Juana Inés de la Cruz, Manuel José Othón y Octavio Paz.
Me parece de trascendencia comentar tal libro en este espacio porque Frino nació en Torreón, en 1977. Este norteño avecindado en la colonia Miravalle, en pleno DF, ha ganado en un par de ocasiones el premio de Obra de Teatro para niños del Museo de Arte Popular de la Ciudad de México, en ambos casos con piezas sobre alebrijes.
Pero no todo se le ha ido en recrear historias a partir de leyendas capitalinas: como muchos saben, Frino obtuvo en 2007 el Premio Nacional de Bellas Artes con El Vuelo de Cliserio, versión para niños de una historia real y cien por ciento coahuilense. El diez de octubre de 1950, un joven campesino llamado Cliserio Reyes se trepó a la cola de un avión DC-3 segundos antes de que éste despegara. Tras unos minutos, la nave tuvo que regresar. De acuerdo con las notas periodísticas de entonces, lo que motivó a Cliserio a viajar de mosca en un DC-3 fueron sus ganas de volar. Sus puras ganas de volar. Y eso ya da una idea de lo tercos que podemos ser los de La Laguna.
Esa obra ha sido montada varias veces: al menos un par en el de efe, otra en Monterrey y otra en Tijuana.
Recibo la noticia de que se está integrando la Sinfónica Juvenil de Torreón. Al frente de este proyecto está Natalia Riazanova. No quería dejar de mencionar el hecho, pero ya que estas líneas están a punto de tocar fondo, dedicaré a ese esfuerzo la columna de la próxima semana.
