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EL SÍNDROME DE ESQUILO

TRAVESURAS DE LA NIÑA MALA

VICENTE ALFONSO

En Conversación en la Catedral, Mario Vargas Llosa cita una frase de Balzac que podríamos traducir así: "las novelas relatan la historia privada de las naciones".

Se trata de una declaración de principios. En sus primeras ficciones, publicadas en 1959, el joven Vargas Llosa retrataba la vida de Lima -la ciudad donde creció- a partir de las vidas de sus habitantes.

Mario tenía 23 años y era un joven inquieto. A medida que su experiencia fue ensanchándose, el universo retratado por su pluma también lo hizo. Hoy, flamante Premio Nobel, es un gigante literario, un observador preciso de la conducta humana y un viajero inagotable. Y una novela como Travesuras de la Niña Mala sólo podría venir de un autor de su experiencia.

Que nadie piense ahora que las novelas de Vargas Llosa son cada vez más difíciles, plagadas de citas que no vienen al caso. Para nada. Con los años, el autor de La Casa Verde ha ido simplificando su prosa, sus estructuras. En 375 páginas, con ritmo in crescendo, Vargas Llosa narra la vida de Ricardo Somocurcio, un peruano que en la adolescencia se enamora de Lily, una chilenita que se muda a su barrio. Ricardo y Lily van a tomar helados, a la playa, hacen pareja de baile en todas las fiestas. Él se le declara y ella lo rechaza una, dos, tres veces. Por circunstancias de la vida, Ricardo no puede declararse por cuarta ocasión: Lily desaparece del barrio misteriosamente.

Años después Ricardo y la muchacha se reencuentran en París, donde él reside. Ella está de paso, pero ya no se hace llamar Lily, sino Arlette. La camarada Arlette. Son los años sesenta: la Revolución en Cuba cimbra a muchos jóvenes y Ricardo y Arlette no son la excepción. Ricardo intenta recuperar el tiempo perdido y le pide a Arlette que se case con él. Ella parece contenta con los planes de boda, pero desaparece tan misteriosamente como la primera vez.

A lo largo de las páginas del libro, Ricardo y esa chilenita se reencuentran, se pierden la pista, tratan de dominarse el uno al otro, se quieren y se odian. Esta relación sirve de plataforma a Vargas Llosa para retratar la segunda mitad del siglo XX: La revolución cubana, la aparición de los hippies, la era psicodélica, la popularización de las drogas, la aparición del Sida, la desaparición de la URSS, la creciente intolerancia contra los inmigrantes por los países europeos.

Una novela como Travesuras de la Niña Mala puede ser escrita sólo por alguien con enorme experiencia, y con un profundo conocimiento de la psicología femenina para trazar al personaje principal. También es necesario haber vivido en carne propia la historia de Europa, de Asia y de América Latina. Dicho de otra forma: esta novela escrita con datos de Wikipedia sería un desastre.

Excelente punto de entrada para quienes jamás han leído al Premio Nobel 2010, Travesuras de la Niña Mala es también una entrega valiosa para quienes desde hace tiempo nos confesamos sus lectores: con esta novela, Vargas Llosa nos confirma que, con más de 70 años, sigue haciendo las mejores travesuras.

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