Gustos. Los juguetes tradicionales no se han dejado de vender; todavía tienen a quién divertir.
Comprar un cartucho o disco de lo más novedoso en videojuegos puede representar un gasto de más de mil pesos. Adquirir un trompo de madera o un balero, entre 20 y 30 pesos.
Hay juegos y juguetes que son considerados como artesanales cuando todavía hace unos 25 años eran esenciales para que un niño se divirtiera. Ahora, los coloridos trompos y baleros se exhiben en museos.
PARA TODOS
Aun así, la señora Silvia Ramírez, comerciante del Mercado Gómez Palacio, asegura que todos los días vende por lo menos una matraca, yoyo, pirinola, tamborcito o caballlito de palo.
"A los papás les gusta que sus hijos conozcan los juguetes con los que ellos se divirtieron en su niñez; por eso, cuando se dan la vuelta por el mercado, con nostalgia adquieren alguno de estos artículos", platicó.
Pero ¿y las niñas? "Para ellas también hay", dice doña Silvia, quien no duda en mostrar una pequeña sala, un comedor y una recámara en miniatura para jugar con las muñecas.
¿Y LAS PEQUEÑAS?
También hay canastitas y alcancías para que los niños aprendan a ahorrar desde pequeños y para no desentonar con el estado de Durango, no pueden faltar los pequeños camiones troceros.
"Para todo hay gusto, los niños pueden jugar con los artículos modernos, que no dudo que sean entretenidos, pero es bonito que aprendan a girar el trompo y ensartar el balero", dijo.