Elementos decorativos agradables aparecen casi de la noche a la mañana en esta ciudad; me refiero a la escultura en Cuauhtémoc y Diagonal. Quizá para algunos se asemeje a un capullo de algodón, para otros un simple rehilete; pero hay que respetar al autor y llamarla "La Tolvanera", pues así la bautizó el artista. Bonita escultura que como sucede en estos casos, no falta un cerebro amargado que la critique, lo cual no hay que tomarlo en cuenta. La estatua a Cuauhtémoc quedó bien instalada en el Bosque, precisamente en la Calzada Cuauhtémoc. Quizá faltó un poco de imaginación al pedestal, pues nada tiene que ver lo europeo con lo azteca. De todas maneras está airosa y luce bien.
A propósito, ¿qué sucede con el monumento a SS Juan Pablo? Sigue en las mismas condiciones de deterioro en que lo encontraron las actuales autoridades municipales, que dieron en arreglar los alrededores sin ponerle mano al monumento.
Pasando a otro rubro suena ilógico que se pretenda abrir nuevamente el concreto del Centro Histórico para cambiar el drenaje sanitario, no sin antes investigar qué fue lo que ocasionó que lo hicieran mal, quién autorizó el proyecto, quién lo supervisó, en qué se basaron para determinar el diámetro de la tubería, quién fue el contratista. En otras palabras, ¿quién es el o los responsables del error? Sabemos que los trabajos de Simas dejan mucho qué decir, pero todo se traduce a dinero que paga el pueblo y nadie es responsable.